La dieta baja en FODMAP, también llamada FODMAP a secas, surge en la lucha contra el síndrome de colon irritable. Este patrón puede ayudar a controlar los molestos síntomas de esta patología.
A pesar de que todavía es, a veces, fruto de cierto debate, la dieta FODMAP tiene una razón fisiológica y un buen número de evidencias que la avalan. Hoy os explicamos por qué funciona y cómo debe utilizarse.
¿Qué es la dieta baja en FODMAP?
Antes de comenzar es importantísimo entender una cosa: esta dieta solo debe realizarse con la supervisión de un médico, un dietista nutricionista, gastrólogo u otro especialista que comprenda cómo funciona. Dicho esto, eso no quita que sea positivo conocer su naturaleza y aplicación.
La dieta baja en FODMAP aparece en 2004, en el seno de un grupo de investigadores de la Universidad de Monash, Melbourne. En sus estudios, el equipo describió un grupo de hidratos de carbono de cadena corta concretos con la cualidad común de ser fermentables. Entre estos se encuentran varios oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles (nombres que hacen referencia al tipo de grupo funcional, químico, al que pertenecen).
De estos elementos proviene la palabra FODMAP, (fermentable oligo-, di-, monosacharides and polyols), y, como su nombre indica, la dieta baja en FODMAP intenta evitarlos. Para ello, reduce la cantidad de alimentos dulces o edulcorados artificialmente, ciertas frutas, verduras, lácteos y legumbres. Esto nos indica lo complicado que puede ser llevar esta dieta de forma saludable.
¿Por qué funciona la dieta FODMAP?
Existen todavía muchas incógnitas en torno al síndrome de intestino irritable, el cual tiene origen y manifestaciones muy diversas. Sin embargo, ciertos estudios, explican algunos de los síntomas debido a la actividad osmótica de los FODMAP, y a su fermentación a la altura del colon. Esto se debería a una mala absorción de estos carbohidratos, los cuales tienen un papel osmótico, es decir, en el transporte celular del agua.
El resultado, entre otros, es una hinchazón del intestino y una digestión problemática e ineficiente. Al fermentar, debido a la microbiota intestinal, se generan gases que incrementan el dolor producido por la distensión del sistema digestivo e incomodidad.
Al reducir todos estos componentes, la digestión vuelve a producirse de manera normal, evitando el exceso de gases y de agua. Así, el tránsito intestinal y el momento de ir al baño vuelven a la normalidad. La dieta FODMAP, como veremos, implementa un protocolo para reducir estos elementos, detectar cuáles producen problemas y normalizar todo lo posible la alimentación en caso de padecer este problema.
¿Cómo se aplica la dieta FODMAP?
Volvemos a insistir en que esta dieta no debe aplicarse sin la supervisión de un especialista cualificado. Teniendo esto muy claro, recordemos que esta dieta reduce la ingesta de alimentos relacionados con la fermentación y los procesos que ocurren debido a los FODMAP. Eso puede eliminar algunos elementos básicos e importantes de nuestra dieta, razón por la cual no hay que tomársela a la ligera.
En general, una dieta baja en FODMAP se implementa en tres fases:
Exclusión estricta: En ella se eliminan todos los alimentos relacionados con la actividad osmótica y la fermentación excesiva en el intestino. Entre estos alimentos se encuentran frutas, verduras, lácteos y legumbres, además de azúcares libres. Los alimentos concretos han de ser determinados por el especialista, quien restringirá su ingesta, normalmente, durante unas cuatro, seis u ocho semanas.
Reintroducción: Tras revisar y anotar los resultados de la exclusión, el especialista determinará si, efectivamente, una dieta baja en FODMAP puede ayudarnos. Entonces comenzará a introducir lentamente, y de forma gradual, los alimentos, pudiendo detectar con más exactitud cuáles agravan los síntomas del síndrome
Plan a largo plazo: La última fase consiste en asentar y ajustar los patrones observados durante la fase de reintroducción. La idea es confeccionar una dieta "de por vida" que mejore la calidad de la alimentación y normalice la situación del paciente. En caso de que hubiera algún imprevisto o disfunción, el proceso volvería a repetirse.
Evidencia y polémica en una dieta que funciona
La dieta baja en FODMAP cuenta con numerosas evidencias. Desde que comenzó a trabajarse con ella se ha ido actualizando su aplicación. Sin embargo, todavía existe cierta perspicacia, y se genera debate al hablar de ella en ciertas circunstancias. Esto podemos atribuirlo, básicamente, a las dificultades existentes en la descripción e identificación de enfermedades como el síndrome de colon irritable, los síndromes celíacos, las intolerancias alimenticias...
Estos problemas son relativamente recientes y apenas terminamos de entender muchos de sus complejos mecanismos. Por el momento, casi todos los resultados referentes a las dietas bajas en FODMAP parecen apuntar a una mejora en la calidad de vida de los pacientes. Pero la dificultad de la que hablábamos no debe despreciarse.
¿Cómo podemos estar seguros de que tenemos un problema con los FODMAP? ¿Y si fuera otro problema intestinal distinto? Darse a una dieta baja en estos componentes puede suponer un problema muy serio nutricionalmente hablando. Especialmente si nos estamos equivocando con el problema. Esa es la principal razón del debate, y también de que necesitemos a un experto antes de lanzarnos a probar por nuestra cuenta.
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