El engaño de los productos etiquetados como bajos en...

Por ley todos los productos que compramos tienen que llevar un correcto etiquetado en el que se informe al consumidor de las características de lo que contienen. Es fundamental que las etiquetas estén correctas e informen bien del producto que vamos a consumir, pero muchas veces dan lugar a dudas o son confusas.

Normalmente este fenómeno se produce más en los alimentos destinados a las dietas de adelgazamiento, o aquellas que necesitan productos concretos sin azúcar, gluten... Los alimentos elaborados para este tipo de dietas suelen anunciar a bombo y platillo en las etiquetas que son bajos en grasa, o en hidratos de carbono o en azúcar, cuando realmente no son bajos en calorías y pueden llegar a ser más nocivos para la salud que beneficiosos. Es importante que reparemos en esto y sepamos los secretos que se esconden detrás de estas etiquetas.

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Cada vez aparecen en el mercado más productos que muestran sus beneficios en toda dieta hipocalórica respetando el sabor original de ese producto. Es decir, podemos comer un alimento prohibido en una dieta de adelgazamiento, sin sumar grasas, pero sin que el paladar lo note. Es importante que prestemos atención a esto y que no nos dejemos engañar, ya que detrás de una etiqueta que anuncia su producto bajo en algo... existen otras cosas.

Los alimentos a los que se les reducen las grasas para que el aporte de este nutriente sea inferior y no nos afecte, suelen estar acompañados de un exceso de azúcares. La grasa normalmente dota de sabor a los alimentos, ya que es una sustancia que estimula notablemente el paladar. Para conseguir este efecto normalmente los fabricantes añaden azúcares, algo que muy pocas veces comunican en las etiquetas. Estos azúcares suelen ser refinados y por eso nos aportan numerosas calorías.

Algo similar sucede con los alimentos que se anuncian en sus etiquetas como bajos en azúcar. Sí que es cierto que no contienen ningún tipo de azúcar, y apenas nos aportan calorías, pero toda esa carencia se suele suplir con edulcorantes que en su mayoría suelen ser químicos. A pesar de que están aprobados por sanidad, no conviene abusar de estas sustancias, ya que la mayoría tiene un efecto acumulativo en el organismo pudiendo llegar a ocasionar trastornos.

En el caso de los productos que se indican como bajos en hidratos de carbono sucede algo similar a los bajos en azúcares, y es que esa falta de hidratos suele suplirse con edulcorantes y levaduras químicas que en muchos casos entorpecen nuestras digestiones y nos pueden hacer más mal que bien.

Es fundamental que nos fijemos en las etiquetas y no nos dejemos llevar por un falso eslogan que cuenta las verdades a medias y no destapa la realidad de ese producto. Pero el problema no solo reside en eso, sino que estos eslóganes nos suelen incitar a comer más cantidad de ese producto por creer que realmente es bajo en grasa, azúcar o hidratos. Así que a partir de ahora es importante que no nos quedemos solo en ese titular y ahondemos más en la elaboración y los ingredientes de este tipo de alimentos.

Imagen | SXC

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