Los más peques del hogar con frecuencia dan gran trabajo a los adultos al momento de comer, pues es habitual el rechazo a los alimentos nuevos y las verduras son las más desplazadas entre los niños. Con el objetivo de incentivar su consumo, los padres suelen oucltar las verduras en medio de las comidas, sin embargo ¿es bueno camuflar las verduras a los peques?.
La realidad es que los niños experimentan un proceso llamado neofobia que no es más que el miedo a los alimentos nuevos, por lo tanto, es normal que se rechacen verduras, frutas y otro tipo de alimentos. Pero el camuflar las verduras para que éstas se consuman por los pequeños no es la mejor opción para reducir o eliminar este proceso natural.
Dado que los niños no culmina de conocer la verdura, no la ven como tal al consumirla si la camuflamos, nunca perderán el sentido de desconocimiento hacia el alimento y nunca sabrán si les apetece o no su ingesta.
No estamos diciendo con ello que es necesario comer judías solas o remolachas solas, sino que es importante dar sabor, elaborar platos con las verduras, sin ocultarlas por completo. Por ejemplo: podemos hacer un pastel de calabacín, elaborar un budín de zanahorias o brócoli o preparar un salteado de judías y jamón. Pues en estos casos la verdura se percibe, se ve, no queda camuflada y recibe sabor de otros alimentos pero el niño sabe que las consume.
No desaniméis si al primer intento el niño rechaza la verdura, porque se ha comprobado que son necesarios hasta 10 intentos para que el peque acepte o rechace realmente un vegetal.
Entonces, dado que el conocimiento es lo que lleva a perder la neofobia, camuflar las verduras no es una buena estrategia, ocultarla, mentir respecto a su presencia en una comida infantil, no es la mejor forma de que el niño la acepte, sino que volverla habitual en su dieta, presentarla en repetidas ocasiones y en diferentes formatos sin que se oculte, es la estrategia más efectiva para que los peques se coman la verdura.
Imagen | Leonid Mamchenkov y Hoyasmeg