Dukan, Hamptons, la de Factor 5 o la de las tres horas... el sinfín de dietas avaladas por famosos anunciadas por Internet y la televisión promete mucho por muy poco. Las redes sociales son especialmente prolíficas para difundir y perpetuar estos hábitos más que cuestionables. Pero no culpemos a la era de la información. Esto de las dietas "comprobadas" por celebridades tiene mucho (¡mucho!) más tiempo de lo que creíamos.
La primera dieta avalada por un famoso fue...
Remontemos el tiempo unos mil años atrás. Estamos en 1087 y un obeso Guillermo "el conquistador" permanece encerrado en su habitación mientras sus cortesanos celebran un banquete en el salón real. "¡Que no bajo! Traedme solo alcohol. Tengo que perder peso si quiero que mi caballo me sostenga".
El monarca fue grande por muchas cosas: por unificar a los Normandos, por conquistar a una fragmentada Inglaterra y, también, por haberse vuelto enorme. Tanto es así que algunos llegaron a preguntarse si el rey "estaba embarazado". Más allá de la chanza con el rey, lo cierto es que sus monturas sufrían ostensiblemente al portar a su regia figura.
Harto de la situación, de las bromas y de destrozar caballos, en 1087, Guillermo decidió adoptar una dieta que ha llegado hasta nuestros días: dejar de lado toda la comida y beber solo alcohol. No sabemos hasta qué punto fue efectiva la dieta o si llegó a cumplirla a rajatabla, pues ese mismo año un incidente con su caballo le provocó heridas internas mortales.
Pero lo que sí sabemos es que es, probablemente, la primera dieta para adelgazar promovida por un famoso. Pues ¿quién habría más célebre en el siglo XI que el mismísimo rey? Por cierto, esta no es la única dieta basada solo en alcohol. Mucho más moderna, de los años sesenta, encontramos la "dieta del bebedor", aunque también permite generosos filetes de carne y salsas grasientas, algo que le habría encantado a Guillermo.
La dieta de la inmortalidad
Ahora vayamos a 1558: Alvise "Luigi" Cornaro era un importante y famoso noble italiano cuyos conocimientos en hidráulica le permitieron reclamarle a las aguas numerosas hectáreas de tierra para la labranza. Y, además, fue uno de los primeros autores de una dieta "seria" en la que discutía la utilidad de restringir el número de calorías.
Centrado en su principio de "cuantificación", su libro Discorsi della vita sobria describe una dieta restringida a "doce onzas de comida y catorce de vino al día". Esto, combinado con una vida sobria, en la que instaba a una actividad constante, física y mental, la búsqueda de la felicidad en las pequeñas cosas y otra serie de medidas relacionadas con el estilo de vida.
Y lo cierto es que su longevidad fue objeto de una gran atención. A sus ochenta y tres años le pidieron que contara los secretos de su larga vida, para lo que escribió un texto donde recomendaba el seguimiento de esta dieta y estilo de vida en inglés.
Cuenta la leyenda que Comaro llegó a vivir hasta los 102 años (aunque otras fuentes indican que "solo" llegó a los 98) en el siglo XVI, lo que por entonces sería todo un hito. Por todo ello, su dieta ha sido apodada la "dieta de la inmortalidad".
"Aquí tiene sus patatas, Lord Byron"
A pesar de su relativa corta vida, nadie pone en duda que Lord Byron fue una de las personas más influyentes del siglo XVIII y principios del XIX. Sus obras, su vida y sus escándalos personales lo enmarcan como una auténtica celebridad. Influyó en la política, la moda, el arte y en la sociedad de la época.
Y también lo hizo en la nutrición. Probablemente la de Lord Byron sea la dieta avalada por un famoso que más impacto tuvo en la historia pasada. Según recogen los historiadores, durante su estancia en Cambridge, en 1800, Lord Byron comenzó a preocuparse por su peso. Así que decidió subsistir a base de galletas, agua de soda y patatas con vinagre.
Además de esto, llevaba capas de abrigos para sudar lo máximo posible. Y probablemente funcionase. Gracias a su obsesiva manía con el peso, sabemos que en 1806 Lord Byron pesaba unos ochenta y ocho kilos. Cinco años después, en 1811, su peso rondaba los cincuenta y siete kilos, treinta y dos menos.
Su dieta restrictiva fue tan agresiva a lo largo de los años que en 1822 su estado de salud estaba tremendamente resentido. Sus hábitos llegaron a influir tanto en los jóvenes de la época que, preocupados, algunas figuras importantes, como el doctor George Beard, unneurólogo coetáneo, llegaron a denunciar la irresponsabilidad de Byron de forma pública.
El gran Masticador
Más que proceder de una celebridad, la fama de Horace Fletcher sobrevino después de sus publicaciones. Tanto fue así que, a principios del siglo XX, se volvió millonario; con su propio círculo de seguidores, quienes promovían la "fletcherización". ¿Y en qué consistía esto? Básicamente en masticar la comida 100 veces por minuto antes de ser engullida.
Masticarlo todo, ya sean sólidos o líquidos, de manera casi religiosa, era el método promovido por Fletcher. La idea era que los alimentos se mezclaran bien con la saliva. Hasta aquí todo es correcto. La cuestión, sin embargo, se vuelve más rara cuando Fletcher asegura que su manera de masticar aumentaría la fuerza de una persona mientras que reduciría la cantidad de comida consumida.
Otra cuestión importante, según Fletcher, consistía en evitar comer durante estados de ánimo intensos: tristes, enfadados o, incluso, demasiado alegres. Su fama terminó de consolidarse con los estudios realizados por la Universidad de Yale, donde Fletcher a sus cincuenta y ocho años, supuestamente, superó en diversas pruebas de vigor a varios atletas del centro.
Entre muchas cosas, Horace Fletcher fue un intenso defensor de las dietas bajas en proteínas, promulgaba la necesidad de conocer lo que comemos y creía que la única manera de saber cómo va nuestra nutrición es a través de lo que excretamos. A pesar de sus extravagantes ideas (y algunos aciertos), a Fletcher acudieron varios escritores y artistas famosos, entre los que se encuentra Mark Twain.
El primer 'Best Seller' de las dietas de moda
Vamos a terminar este paseo histórico por las dietas avaladas por famosos con el que es considerado el primer Best Seller de la historia moderna sobre dietas: Diet and Health, with the Key to the Calories. En 1918, este libro fue vendido por millones, alcanzando el cuarto puesto del más vendido en 1923.
En 1918, las calorías eran un concepto tan novedoso que la Doctora Lulu Hunt Peters decidió explicar de forma comprensiva su naturaleza. El susodicho libro daba una extensa lista de alimentos y sus correspondientes calorías. De hecho, Lulu fue una de las primeras defensoras de esto de contar calorías (algo que ya está un poco obsoleto). Y a ella le fue bastante bien.
Según explicaba en el libro, consiguió reducir nueve kilos utilizando el sistema de contar calorías. La aproximación y explicación es verdaderamente interesante, ya que tiene tintes muy científicos. Pero aquí es donde se termina la rigurosidad ya que las fórmulas y métodos utilizados por esta mujer son todos basados en creencias personales.
Aun así, el libro es bastante moderno para su época, promoviendo ejercicios, comida menos edulcorada y concienciación nutricional. La Doctora Hunt se marchó a Bosnia con la Cruz Roja justo después de escribir el libro y, cuando volvió, se encontró con una sorpresa inesperada: ser la primera autora Best Seller en dietas de la historia.
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