La privación del sueño o no alcanzar un descanso reparador puede influir notablemente en nuestras decisiones alimentarias, tal es así que un reciente estudio señala la razón por la cual nos apetecen bollos y pizza cuando hemos dormido poco.
Cambios en conexiones cerebrales y sentido del olfato
Estudios previos han constatado que cambios hormonales son causantes del mayor hambre y apetito cuando dormimos poco, sin embargo, una investigación recientemente publicada ha encontrado nuevas vías que explican por qué cuando dormimos poco nos apetecen más los alimentos concentrados en energía.
Con un grupo pequeño de personas se compararon las elecciones de alimentos cuando se dormían suficientes cantidad de horas respecto a cuando se limitaba el descanso a sólo cuatro horas diarias.
Los resultados indican que el sentido del olfato se acentuaba representando esto un estímulo más para comer alimentos ante la presencia de olores. Pero también, se observó que cambios en las conexiones entre áreas del cerebro son las que nos conducen a preferir los alimentos calóricos cuando no hemos descansado lo suficiente.
Así, es fundamental dormir lo suficiente y cuidar la calidad del descanso si queremos lograr una alimentación saludable, pues la privación del sueño ocasiona muchos cambios en nuestro organismo que nos lleva a preferir bollos, pizzas, hamburguesas y otros alimentos o platos de alto aporte energético.
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