Quién más y quién menos ha echado cuentas, convirtiendo la necesidad de comer mejor o bajar de peso en un desafío no solo nutricional sino también matemático: "Si la cantidad media de calorías que debe consumir una persona al día son unas 2.000, y en el desayuno ya he consumido una cuarta parte, ¿cómo lo hago para comer el resto del día sin que al llegar la hora de la cena se me hayan descabalado los números?".
Estamos tan acostumbrados al sistema de contar y sumar calorías que parece que lleve con nosotros toda la vida, y sin embargo, se trata de un sistema relativamente reciente.
¿Quién inventó las calorías?
Todo empezó en realidad muy lejos de la nutrición y la alimentación, en el campo de la física.
Se cree que el primero que utilizó el termino calorie (caloría en francés) fue el físico y químico Nicolas Clément, que lo incluía en sus lecciones sobre calor y energía ante sus estudiantes. El término se hizo popular a principios del siglo XIX y en 1845 para aparecía en el Diccionaire National de Bescherelle.
En la década de 1860 el término ya había saltado a la lengua inglesa gracias a una traducción de los textos Clément hecha por Adolphe Ganot, autor y traductor de textos científicos. Él definió una caloría como la energía necesaria para elevar la temperatura de 1 litro de agua de 0 a 1 grado centígrado.
La primera tabla calórica
Pero fue otro científico, el químico Willbur Olin Atwater el que popularizó definitivamente el término y lo asoció a la alimentación y la nutrición. A partir de la década de 1890, Atwater y su equipo llevaron a cabo un estudio sistemático del contenido calórico de unos 500 alimentos, realizando la primera tabla calórica de la historia en un intento por crear un método científico y detallado para comer sano y mantener a una persona en su peso adecuado.
Además, inventó un calorímetro respiratorio, una máquina que medía la temperatura y composición de la respiración de una persona para calcular la energía que estaba quemando y su aumento de temperatura.
Así, a principios del siglo XX, este químico se había convertido en una autoridad en lo que la alimentación saludable se refiere y sus recomendaciones no te sorprenderán: evitar los excesos y mantener el equilibrio entre distintos tipos de alimentos.
Las maldades de la sobrealimentación pueden no notarse en el momento, pero antes o después aparecerán seguro, quizá como un exceso de tejidos grasos, quizá como debilidad general, quizá como una enfermedad.
¿Cómo se hicieron famosas las calorías?
A pesar del trabajo y la entrega de estos científicos, las cuentas calóricas tardaron un poco más en popularizarse entre el público en general. Fue la doctora y escritora Lulu Hunt Peters la que lo consiguió.
Autora de varias columnas sobre salud y alimentación a principios del siglo XX, en 1918 publicó un libro enfocado a las mujeres estadounidenses en el que recopiló varias de esas columnas, en las que hablaba sobre cómo llevar la cuenta de las calorías consumidas era una forma sana de controlar el peso.
El libro se titulo Diet & Health: With Key to the Calories y fue un exitazo. Se mantuvo entre los diez libros de no ficción más leídos durante años, y fue el verdadero detonante de la fiebre de las calorías. Peters consiguió popularizar esta teoría por varios motivos.
Por qué se hizo famoso este método
Para empezar, cogió un sistema complicado y lo simplificó de forma que todo el mundo pudiese entenderlo. Explicó a la gente como dejar de ver la comida en forma de alimentos y empezar a verla en forma de calorías.
Además, Peters entendía los principales problemas que se podía encontrar una persona que estaba a dieta: puesto que estaba dirigido a mujeres, hablaba de los maridos celosos o las amigas envidiosas con actitudes pasivo-agresivas.
También triunfó porque los consejos que ofrecía eran eficaces: consume 1.200 calorías diarias provenientes de cualquier grupo alimenticio y perderás peso. Solamente excluía los dulces y chucherías, a los que consideraba muy fácil engancharse y terminar dándose un atracón.
Para terminar, Peters se ponía a sí misma como ejemplo de que los consejos que daban funcionaban. Aseguraba en el libro que su peso había superado los 90 kilos antes de perder entre 25 y 30 kilos gracias al método de contar calorías.
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