Decimos inteligencia nutricional aunque nos referimos más bien a los conocimientos que pueda tener una persona o la población en materia de nutrición.
Es un debate que puede ser muy profundo o muy simple. Muy simple si simplemente echamos mano de las estadísticas y comprobamos las tasas de sobrepeso, obesidad y enfermedades metabólicas en todo el mundo. Si tuviéramos que basarnos en esto, definitivamente no, la gente no sabe de nutrición.
No obstante, nosotros queremos ir más allá y tratar el tema desde varios puntos de vista así que si te interesa saber si estás al día en materia de nutrición, sigue leyendo.
¿Sabe la población sobre nutrición?
Depende. ¿Qué implica saber sobre nutrición? Porque se pueden saber muchas cosas:
- Saber interpretar etiquetados.
- Saber qué aporta cada alimento en términos de macro o micronutrientes.
- Saber qué función desempeñan las diferentes vitaminas o minerales.
- Saber cómo se comporta una patología digestiva y saber qué terapia dietética pautar.
- Saber cómo lavar, almacenar, conservar y cocinar los alimentos en términos de higiene y mantenimiento de sus propiedades.
- Saber qué pueden aportar diferentes tipos de dietas a nivel de rendimiento deportivo.
Podríamos seguir con la lista pero no estaríamos respondiendo del todo a la pregunta puesto que dependiendo de la persona, de la perspectiva, de su formación o de sus objetivos, saber sobre nutrición implicaría una cosa u otra.
Si hablamos en términos generales, yo sí que me aventuro a decir que la población general no sabe, al menos lo suficiente, sobre nutrición. De hecho, un fenómeno que está documentado en los estudios, sobre todo observacionales, es que las personas que pertenecen a estratos socioeconómicos más bajos se alimentan peor. En términos generales las personas con formación superior o universitaria tienden a poseer mayor cultura general y por lo tanto a preocuparse más por su salud y eso incluye a la nutrición. Evidentemente hay flagrantes excepciones.
En términos de conocimiento básico para la población general lo ideal sería conocer tres cosas:
- Saber cómo leer e interpretar un etiquetado en cualquier alimento y conocer qué ingredientes deberían estar en mayor medida y cuales no deberían estar.
- Saber qué función desempeñan los tres macronutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas) y cuáles son las fuentes más saludables para obtenerlos. Por poner tres ejemplos, priorizar tubérculos, cereales integrales y legumbres para obtener carbohidratos, priorizar alimentos de origen vegetal para obtener proteínas, aunque si se consumen productos de origen animal que sean preferiblemente carnes blancas o pescados de pequeño tamaño; por último, priorizar aceites vírgenes como el de oliva, frutos secos, semillas y frutas como el aguacate para obtener grasas.
- Saber cómo almacenar y conservar un alimento así como saber cómo cocinarlo.
¿Qué sucede con los que defienden una manera de comer concreta?
Hace unos días un servidor publicaba un artículo que explicaba cómo reconocer a un mal profesional de la dietética o a un intruso. Uno de los puntos que señalaba era que el profesional en cuestión impusiera un tipo de alimentación por defecto o que estuviera sesgado por alguno.
En este sentido estoy hablando de enfoques paleo, real fooding o keto, por ejemplo.
En el primer caso, aunque la dieta paleo tiene cosas muy buenas, también acaba rehuyendo de alimentos importantísimos como las legumbres, arroz, quinoa, avena, patata o cacahuetes, entre otros. Las razones son más "ancestrales" que científicas.
En el segundo caso, aunque el real fooding empezó como algo muy bueno, ha acabado convirtiéndose en una sombra grotesca de lo que una vez pretendió ser. El criterio de comida real, buen procesado y ultraprocesado no sigue ningún tipo de rigor científico y existen incongruencias varias al clasificar los alimentos de esta forma.
Por último, la dieta keto por defecto se aleja de las funciones que una dieta de este estilo, es decir, sin carbohidratos, podría tener. Hay patologías o enfermedades o incluso circunstancias que podrían beneficiarse de un enfoque así durante un tiempo, pero usarla por defecto es un error. Además, suelen pecar de basarse demasiado en alimentos de origen animal.
Aliméntate cómo desees, pero con espíritu crítico.
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