Últimamente están muy de moda las dietas disociativas en las que no nos privamos de ningún alimento, pero sí que eliminamos de nuestra dieta los excesos y la mala combinación de estos alimentos. Un ejemplo de dieta disociativa que puede ser bastante interesante para las personas que busquen mejorar su alimentación puede ser el conocido como dieta de Scarsdale que se basa en una serie de hábitos saludables de alimentación además de evitar que pasemos hambre, un principio que prima en toda dieta que se precie.
Esta dieta tiene una duración de dos semanas, y en este periodo solamente podemos comer una serie determinada de alimentos que nos aportarán las cantidades de nutrientes que necesitamos de manera totalmente saludable, eso sí, no debemos salirnos de esta lista que nos marca la dieta. Entre horas podemos picar siempre que lo queramos, y eso sí, debemos optar por alternativas saludables como la zanahoria o el apio que podemos comer en las cantidades que queramos.
Dentro de esta dieta podemos comer casi de todo, aunque los alimentos que debemos evitar a toda costa son los siguientes: El azúcar está totalmente prohibido, por lo que podemos optar por tomar los alimentos sin añadir azúcar o podemos tomarlos acompañados de edulcorantes. La leche también es un alimento que debemos desterrar de la dieta, aunque no del todo, ya que la desnatada podemos tomarla de forma muy moderada, la entera por supuesto que la tenemos que eliminar del todo.
Los dulces y postres como las gelatinas, nata y demás debemos eliminarlo totalmente de la dieta, así como derivados de la leche en los que se use para su elaboración leche entera y se añadan azúcares, ya que estos productos preparados pueden arruinarnos la dieta. Por ello es mejor optar por productos naturales como frutas para endulzar nuestro paladar. Las harinas también debemos eliminarlas de la dieta, por lo que las pastas quedan fuera, así como el pan… Las carnes que vamos a comer deben ser magras, por lo que los embutidos y sus derivados deben eliminarse de este tipo de dieta. La grasa queda totalmente excluida al igual que las salsas o los aceites y mantecas que se usan para sustituirla, a excepción del aceite de oliva que podemos tomar un par de cucharadas al día.
Este tipo de dieta no debe mantenerse demasiado tiempo, ya que dos semanas es lo ideal, pues viene bien para depurar el organismo de vez en cuando, aunque es cierto que a diario debemos cuidarnos y las grasas deben estar poco presentes en nuestra dieta cotidiana, así como el exceso de azúcar que tenemos que controlar.
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Imagen | Genkaku
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