Mucho se habla de los beneficios de alimentarnos al estilo mediterráneo si buscamos cuidar la salud, sin embargo, la dieta mediterránea ha sufrido modificaciones con el tiempo y por eso, hoy ya vemos propuestas que distan mucho del estilo de alimentación saludable original. Por eso, te mostramos los SÍ y los NO de la dieta mediterránea.
Los SI de la dieta mediterránea
La dieta mediterránea tiene su origen en los comportamientos alimentarios típicos de la región del mediterráneo, que en los años 60 contaba con una de las esperanzas de vida más altas del mundo y las tasas de enfermedades cardíacas así como de otras patologías relacionadas con la dieta eran de las mas bajas a nivel mundial.
Por esos tiempos, la dieta consistía en frutas, verduras, cereales, patatas, legumbres, nueces y semillas en grandes cantidades, fruta fresca como postre diario típico, aceite de oliva como principal fuente de grasa, productos lácteos (principalmente queso y yogur), pescado y carne de ave en cantidades bajas a moderadas, de cero a cuatro huevos a la semana, carne roja en muy baja cantidad y vino consumido en cantidades bajas a moderadas, normalmente con las comidas.
Además, la dieta se acompañaba de otros hábitos saludables como la actividad física regular que en ese momento consistía básicamente en el trabajo cotidiano en el campo y la cocina.
Este estilo de vida, con los patrones alimenticios antes dichos es la que realmente puede beneficiar la salud al reducir la mortalidad general, por enfermedades cardiovasculares, por cáncer y también, disminuir la posibilidad de sufrir Parkinson y Alzheimer.
Esto es lo que SÍ representa a una dieta mediterránea: un estilo de vida saludable en el que la alimentación destaca por su riqueza en grasas insaturadas, fibra, hidratos complejos, proteínas magras y gran diversidad de vitaminas, minerales y antioxidantes.
Los NO de la dieta mediterránea
Dado que la dieta mediterránea hace referencia a los hábitos alimentarios de la región del mediterráneo, muchos consideran que aquello consumido en esta ubicación geográfica en la actualidad es lo que puede beneficiar la salud.
Así, si la cerveza es de consumo habitual se considera que ésta forma parte de la dieta mediterránea y de igual forma sucede con el vino u otros alimentos.
Sin embargo, hoy en día la población está cada vez más alejada de lo que realmente define a la dieta mediterránea, pues los comportamientos que le dan origen eran los de la población de hace 50 años atrás.
Así, hoy la población del mediterráneo ha "occidentalizado" su dieta incluyendo más cantidad de alimentos procesados, fuentes de grasas, azúcares y calorías concentradas de baja densidad nutritiva, y por más que su ubicación geográfica coincide con el origen de una dieta muy sana, lo que hoy se consume de forma habitual NO es parte de la dieta mediterránea sino más bien, de la dieta occidental que puede conducir a enfermedades.
Debemos conocer los SI y los NO de la dieta mediterránea si queremos beneficiar la salud con su práctica, teniendo en cuenta que las verdaderas ventajas surgen de la dieta que llevaba la población del mediterráneo en la década del 60 y no en la actualidad.
Bibliografía consultada | Am J Clin Nutr June 1995, vol. 61 no. 6 1402S-1406S; Nutr Rev (1997) 55 (11): 383-389. DOI: https://doi.org/10.1111/j.1753-4887.1997.tb01578.x; BMJ 2008; 337 doi: https://doi.org/10.1136/bmj.a1344 (Published 11 September 2008)
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