Perder peso puede suponer una lucha titánica contra el resto del mundo y, muy a menudo, contra nosotros mismos. Existen infinidad de dietas -algunas de las cuales debemos alejarnos- y una gran número de opiniones y consejos. A veces la información que recibimos resulta contradictoria y no sabemos por dónde empezar o si lo estamos haciendo bien.
Por ese motivo, hemos realizado una recopilación de estrategias sencillas, que funcionan, están avaladas por la ciencia y que podemos empezar a poner en práctica hoy mismo.
Movernos más en el día a día
Solemos insistir mucho en la importancia de realizar ejercicio físico para adelgazar y mantenernos saludables. Y es verdad que el ejercicio físico es un importante aliado, pero a veces basta con aumentar nuestra actividad física y movernos más, incluso aunque no hagamos ejercicio.
Si somos personas muy sedentarias, que por nuestro estilo de vida o nuestro trabajo pasamos mucho tiempo sentadas, el simple hecho de ir andando a los sitios o subir por las escaleras supondrá un muy importante cambio para nuestro cuerpo.
El simple hecho de caminar más, o hacer ligeros cambios de hábitos en nuestras vidas que nos obliguen a movernos más, hará que empecemos a ver y notar la diferencia en nuestro cuerpo. Además, poco a poco nos sentiremos más fuertes y enérgicos.
Apuntar lo que comemos a lo largo del día
Mantener un registro diario de lo que comemos, bebemos y del ejercicio que hacemos también puede ayudarnos a controlar nuestro peso según indican algunas investigaciones.
Este tipo de registro nos obliga a mantener un autocontrol de nuestro comportamiento, haciéndonos más conscientes de lo que hacemos realmente. Al apuntarlo todo no podemos engañarnos y veremos claramente qué no estamos cumpliendo, dónde fallamos, cuánto tiempo dedicamos realmente a la semana al ejercicio físico, etc.
Aumentar el consumo de frutas y verduras
La idea es que consumamos alimentos saciantes, pero poco calóricos. Para ello, las verduras y las frutas son nuestros mayores aliados. Lo ideal es que no solo comamos verduras y frutas, sino que las comamos en vez de comer otro tipo de alimentos menos saludables. La realidad es que para adelgazar no basta con comer alimentos sanos, también hay que dejar de comer los insanos. Es decir, debemos aumentar el consumo de fruta y verdura y reducir el consumo de productos ultraprocesados o con muchos azúcares libres.
Puede costarnos un poco si estamos demasiado acostumbrados a ese tipo de alimentos, pero el cambio en nuestro cuerpo comenzará a notarse de inmediato. Y no solo en nuestro físico, también en nuestra salud.
No compres lo que no te quieras comer
"Ojos que no ven, corazón que no siente" es algo más que una frase hecha, al menos en lo que a la comida se refiere. Y es que algunas investigaciones han encontrado que nos comemos lo que vemos y que, si no lo vemos, no nos lo comemos.
Según estas investigaciones, las personas que tienen a la vista fruta y verduras pesan menos que las que tienen a la vista dulces, cereales o alimentos con azúcar. Así que sería tan sencillo como no tener en casa alimentos poco saludables.
Tan fácil y tan difícil, porque la realidad es que a veces vamos al supermercado y lo único que se nos antoja son comidas insanas y ninguno de los alimentos sanos que tenemos en la lista. Para ponerle remedio a eso también tenemos un consejo sencillo.
Ir a la compra con el estómago lleno
Algunas investigaciones sugieren que, si vamos a la compra con hambre no solo acabaremos comprando más comida de la que teníamos pensado -y más insana- sino que también podríamos acabar comprando más cosas materiales aunque no estén relacionadas con comida.
La mejor manera de evitar esto es hacer una lista con todo lo que quieres comprar e ir al supermercado con el estómago lleno. Así nos será mucho más sencillo evitar las tentaciones, seguir la lista y mantener nuestro hogar libre de productos que nos boicoteen la dieta.
Beber agua
Es el truco más sencillo de todos, pero su efecto puede ser sorprendente. Varios estudios han encontrado que beber un vaso de agua antes de la comida puede ayudarnos a sentirnos saciados y provocar que consumamos menos calorías.
No solo eso, sino que el agua podría ayudar a acelerar un poco el metabolismo, lo que también influiría en la pérdida de peso.
Comer en platos más pequeños
Algunas investigaciones han encontrado que el hecho de ver nuestro plato lleno de comida nos hace sentirnos saciados al terminarla. Aparentemente, esto sigue ocurriendo si reducimos la cantidad de comida, pero la colocamos en un plato más pequeño, de forma que aunque acabemos comiendo menos el plato se vea lleno.
Si estamos intentando adelgazar, pero nos cuesta sentirnos saciados, reducir las raciones y servirlas en platos pequeños puede sernos de gran ayuda para comer menos sin darnos cuenta.
Dormir bien
Dormir poco y mal puede hacernos engordar por tres motivos principales: puede provocar alteraciones hormonales -concretamente en la leptina y la grelina - que nos hagan engordar, provoca que tengamos más tiempo para comer y altera nuestra regulación térmica, lo que afectaría a nuestro gasto energético.
Así, dormir bien puede ser un gran aliado en nuestra pérdida de peso, por lo que debemos intentar tener unos buenos hábitos de sueño e intentar dormir bien cada noche.
Imágenes | Pixabay, Unsplash
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