La ciencia que estudia la relación existente entre el funcionamiento del cuerpo y el reloj cronológico se denomina cronobiología, y desde hace tiempo intenta descubrir si los alimentos ocasionan efectos diferentes según el momento del día en que se consumen.
Las investigaciones han dado sus resultados y hoy se sabe que la incidencia de los alimentos sobre la salud varía mucho según el horario del día en que se consuman, y éstas diferencias son mucho más valiosas en personas enfermas que requieren de una dieta adecuada para favorecer el tratamiento de la afección.
Así, los estudios acerca de cronobiología y nutrición han demostrado que no es lo mismo comerse un plato de patatas a las 12 horas que a las 20, y ésto se debe a las respuestas hormonales distintas, a la tolerancia a la glucosa, a los diferentes movimientos intestinales e incluso, a las concentraciones de neurotransmisores en sangre.
Al respecto, hoy se aconseja consumir carbohidratos durante el día y su fundamento está científicamente probado, pues las pruebas de tolerancia a la glucosa y sobre la actividad de la insulina han demostrado que, en condiciones normales de salud, la tolerancia de las células a la glucosa es mucho mayor por la mañana y comienza a reducirse durante la tarde- noche. Lo mismo sucede con la sensibilidad de las células a la insulina.
Por lo tanto, es justificable la recomendación de desayunar con cereales , pan o galletas y realizar un almuerzo en el cual los protagonistas sean los carbohidratos complejos, pues ellos serán mejor metabolizados y podremos obtener la energía para las actividades del día. Entonces, los hidratos podrán cumplir mejor con su función en el cuerpo si se consumen en la primera mitad del día que si se ingieren por la noche.
Otro de los hallazgos acerca de cronobiología y nutrición ha permitido saber que los aminoácidos, parte de las proteínas, se asimilan mejor por la noche, momento del día que la secreción de la hormona de crecimiento se incrementa y así, se liberan ácidos grasos del tejido adiposo para ser usados como fuente de energía por las células. Además, el mayor nivel de esta hormona favorece el anabolismo muscular y como la preservación de las reservas de glucógeno y proteínas del músculo.
Esta conclusión, es la que hoy brinda una ayuda extra para recuperarse tras el esfuerzo y favorecer el desarrollo muscular, ya que, mientras dormimos, las células usan grasa como energía y el músculos mantienen sus reservas energéticas y se desarrollan como consecuencia de la síntesis de proteínas. Así, elegir platos con menor contenido de carbohidratos y mayor aporte proteico par la cena, podría colaborar en la pérdida de grasa, así como en el incremento de la masa muscular.
Por otro lado, se sabe que concentrar las calorías diarias en la primera porción del día es más saludable y favorece la pérdida de peso, si la dieta es hipocalórica, que acumular todas las calorías del día por la noche. Entonces, queda validado el refrán “desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo“.
Los estudios nos han demostrado que nuestro cuerpo tiene un funcionamiento marcado por el ritmo circadiano, por lo que es importante comer cuando tenemos hambre, y alimentarnos con moderación cuando ya es momento de descansar, pues comer sólo cuando nos es posible ha sido fruto de muchos desórdenes causantes de patologías, entre ellas, la obesidad.
Vía | Consumer
En Vitónica | Rythmonutrición: comiendo al ritmo que marca tu cuerpo
En Vitónica | Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo
En Vitónica | Cenar no es almorzar
Imagen | Flickr (avlxyz), Flickr (julianrod) y Flickr (nicubunu)