En qué consiste y cómo llevar a cabo la dieta de Estocolmo recomendada por la OMS

Además de la tradicional dieta mediterránea que todos conocemos y que se  recomienda para proteger la salud, existen otras alternativas avaladas por la ciencia y con características semejantes que no proponen milagros, como es el caso de la dieta de Estocolmo. Te contamos en qué consiste y cómo llevar a cabo esta alternativa recomendada por la OMS.

Dieta de Estocolmo o dieta nórdica

La dieta de Estocolmo también conocida como dieta nórdica, comparte  muchas características con la dieta mediterránea pero se caracteriza por  seguir los patrones alimentarios de los países de Europa del Norte, es decir: Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia.

Esta propuesta se evidencia como saludable tras comprobar que en dicha  región la población tiene menor incidencia de obesidad respecto al resto  de los países europeos.

La dieta nórdica o dieta de Estocolmo, propone basar las ingestas diarias en alimentos de origen vegetal como frutas y verduras diversas, especialmente verduras de hojas verdes y de raíz, bayas y frutos del bosque, así como también granos enteros, legumbres, frutos secos y semillas. Y entre los alimentos de origen animal, lácteos y pescados varios, predominantemente ejemplares ricos en grasas omega 3.

Las carnes también se hacen presente pero en inferiores proporciones  respecto al resto de los alimentos, escogiendo ante todo cerdo, aves y  animales de caza que representan buena fuente de proteínas sin exceso de  grasas.

Por otro lado, a diferencia de la dieta mediterránea, la dieta nórdica o de Estocolmo propone el consumo del aceite de colza y no de aceite de oliva extra virgen, como caracteriza a la primera.

Así, la dieta de Estocolmo o dieta nórdica es una alternativa fuente de hidratos de calidad para el organismo, con amplia variedad de vegetales que  brindan fibra, vitaminas y minerales; y al mismo tiempo, provee proteínas  magras y grasas de calidad en apreciables cantidades.

Los beneficios de la dieta nórdica

La dieta de Estocolmo ha demostrado junto a la dieta mediterránea en una revisión de la OMS, que constituye una buena alternativa para reducir la incidencia de enfermedades crónicas no transmisibles.

Ofreciendo nutrientes de calidad, antioxidantes y componentes que brindan saciedad al organismo, esta propuesta puede tener un efecto antiinflamatorio en el organismo y alejarnos de enfermedades cardiovasculares así como también, del sobrepeso, la obesidad y la resistencia a la insulina; e incluso, de algunos tipos de cáncer.

Claramente, la dieta nórdica promueve la ingesta de alimentos frescos y de temporada así como también, de aquellos de producción local, alejándonos de ultraprocesados, aditivos y platos preparados fuera de casa ricos en azúcares, grasas trans y calorías. Por esto, puede optimizar la salud y también, ayudarnos a controlar el peso corporal, según estudios al respecto.

La nueva dieta nórdica o dieta escandinava

La nueva dieta nórdica hace referencia a una dieta diferente a la que  llevaban los suecos o los noruegos hace 50 años atrás, pues nace en el año  2004 cuando un grupo de chefs de esos países, elaboraron el manifiesto de  la cocina nórdica que resume en diez puntos los objetivos de la misma.

Así, la nueva dieta nórdica, basada en la dieta de Estocolmo, propone  expresar pureza, frescura, simplicidad y ética en cada plato; basando la  comida en alimentos locales, de estación y también propios de la cultura y de la región.

Es decir, propone no sólo lograr una alimentación más sana en cuánto a nutrientes sino también, respetuosa con el medio ambiente, con los productores locales, con las tradiciones y con la industria alimenticia tal como con los consumidores.

Cómo llevar a cabo la dieta de Estocolmo o dieta nórdica

Si queremos imitar las características de la dieta de Estocolmo recomendada por la OMS, podemos poner en práctica los siguientes consejos para llevarla a cabo:

  • Priorizar la ingesta de alimentos de origen vegetal y reducir el consumo de carnes.
  • Utilizar aceite de colza como principal cuerpo graso en la cocina.
  • Evitar los ultraprocesados y procesados de mala calidad siempre que sea posible.
  • Escoger alimentos frescos y de temporada para protagonizar cada uno de nuestros platos.
  • Obtener proteínas de forma prioritaria de pescados, mariscos o en menor medida, de carnes magras de producción local y de campo o salvajes que constituyen fuentes de proteínas con muy pocas grasas.
  • Incluir frutas y verduras en cada comida intentando que éstas ocupen la mitad del plato en cada una de las ingestas.

Como se puede ver, la dieta de Estocolmo tal como la dieta mediterránea,  constituye una alternativa saludable que podemos imitar y poner en  práctica para beneficiar la salud, sin acudir a estrategias milagrosas o de moda con efectos negativos en el organismo.

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