Solemos pensar que si nos saltamos una comida podemos adelgazar más ya que nos estamos ahorrando estas calorías. Pero esto no es exactamente así, cuando dejamos un espacio grande de tiempo entren comida y comida nuestro cuerpo se vuelve ahorrativo y la sensación de hambre se aumenta notablemente, algo que va al contrario de lo que pretendemos.
Si hacemos cinco comidas al día el organismo tiene de forma constante energía, lo que le vale para no almacenarla y evitar que entre comidas aumente de forma notable la sensación de apetito, algo que también nos hará que comamos menos y que no nos apetezcan tanto los alimentos más calóricos. El organismo es listo y es capaz de gestionar cada toma, si empezamos a privarle de energía desplegará sus mecanismos ahorrativos.
Cuando nos saltamos comidas el famoso picoteo es lo que da al traste con todo, la necesidad imperiosa de comer algo al estar tanto tiempo sin meter energía hace que sean más las calorías que ingerimos con el picoteo que las que nos ahorramos satándonos una comida. Con el problema añadido que ese picoteo suele ser a base de alimentos azcuarados o grasos para calmar el hambre, que es un espejismo de energía más que otra cosa, con lo que al poco tiempo volvemos a tener hambre.
Como hemos dicho en varias ocasiones, no se trata de hacer cinco comidas copiosas, sino de fraccionar la toma de alimentos diaria en cinco veces, de forma lógica y ordenada. Digamos que el desayuno, almuerzo y cena son las comidas principales y la merienda y la media mañana son tentenpiés que hacen de enlace entre unas y otras.
En Vitónica | La importancia de realizar cinco comidas
En Vitónica | Cinco o más comidas al día si eres deportista, un ejemplo práctico
Imágen | Malias