Una de cal y otra de arena

Tal y como vemos en la imágen lo que una dieta sana pretende es ser equilibrada en nutrientes y calorías. No pasa nada si nos gustan los dulces, la bollería o el chocolate, eso sí, todo en su justa medida y complementando con alimentos digamos "más sanos".

El chocolate por ejemplo no tiene por qué ser malo, aporta antioxidantes y azúcar, ambos necesarios. El problema es cuando de un par de onzas de chocolate pasamos a media tableta, ahí ya se descompensa la dieta y si esto se hace todos los días las calorías extra se van acumulando y el azúcar es excesivo.

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Al otro lado de la balanza está la fruta, un buen aporte de vitaminas y minerales. 2-3 raciones de fruta al día nos solucionarían gran parte de las necesidades de micronutrientes, de ahí que siempre se insista tanto en la importancia de comer fruta.

Una merienda o desayuno de media mañana puede estar formado perfectamente por un par de trozos de chocolate y una manzana, que nos dan energía, vitaminas y minerales. Esto quiere decir que no hay alimentos ni buenos ni malos, sino que todo está en saber elegir las cantidades y combinar los alimentos. De ahí la expresión: una de cal y otra de arena.

Los productos refinados, bollería o grasas no tienen que considerarse una amenaza, sino más bien una limitación. Y la fruta, verduras y hortalizas (que suelen ser escasas en la dieta), deben de considerarse el pan nuestro de cada día.

Ser consciente de lo que uno come es lo más importante a la hora de controlar la dieta. Saber cuándo hay que dejar de comer un alimento porque puede ser excesivo nos equilibrará la balanza.

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