En España existen más de un millón de menores de 18 años que sufren asma, y la realidad es que gran parte de ellos no realizan ninguna actividad física por desconfianza y miedo a posibles complicaciones y a un falso entendimiento de que el niño asmático no puede practicar deporte.
La práctica del deporte mejora el desarrollo del niño ya que se beneficia del aspecto psicoemocional e integrador del deporte. Es un gran error sobreproteger al niño e impedirle un nivel normal de ejercicio físico.
Como en cualquier otra persona, el ejercicio físico en niños asmáticos mejora su condición física, así como la propia tolerancia al ejercicio debido a una mejora de la musculatura respiratoria permitiendo un aumento de la capacidad pulmonar.
También se puede observar que las crisis ocasionadas por el esfuerzo se reducen o son menos fuertes. Por otra parte ayuda a disminuir el nerviosismo ocasionado por estas crisis asmáticas.
Otro de los grandes beneficios es que ayuda a mantener un peso saludable, y es que, cuando un menor asmático tiene más peso del recomendado, las complicaciones asmáticas se duplican.
Tan solo estos citados beneficios son más que suficientes para no dejar al niño en casa sin que practique actividad física. El único criterio que deberemos tener en cuenta es el tipo de actividad de actividad física más apropiada para el menor, para lo cual lo aconsejable es la recomendación de un médico.
Imagen | Christina Care