Cuando el propio organismo se convierte en su peor enemigo

Todos sabemos la función que nuestro sistema inmunológico tiene en el organismo, y lo importante que es para protegernos frente a las agresiones producidas por microorganismos que atacan el organismo y que pueden poner en juego nuestra salud. Pero éste no siempre funciona correctamente.

El problema comienza cuando nuestro sistema inmunológico deja de funcionar correctamente y en vez de protegernos contra los microorganismos que atacan nuestro organismo, se convierte en el principal enemigo de nuestras células, ya que son ellas el objeto de su ataque. En este momento nuestro propio sistema de defensa corporal se volverá un enemigo para nosotros mismos.

Es difícil detectar este cambio ya que los síntomas que se presentan son variados, dispares y sin relación entre ellos. Normalmente suelen presentarse en forma de cansancio generalizado, dolor constante de alguna parte del cuerpo, hinchazón injustificado de manos, piernas… Dolor al apoyar la cabeza, sangrado habitual de nariz… suelen ser algunos de los síntomas que es importante detectemos cuanto antes para evitar lo antes posible los ataques a las células y el deterioro de las mismas.

Esta anomalía no es demasiado habitual, pero cuando se lleva a cabo se traduce en enfermedades como esclerosis múltiple, fibromialgia, enfermedad celiaca, enfermedad de Crohn, artritis reumatoide, soriasis… Todas ellas enfermedades que deben ser tratadas con la mayor brevedad posible para atajarlas cuanto antes. El diagnóstico es importante, aunque debido a los síntomas que presentan este tipo de agresiones del sistema inmunológico no desenmascaran una enfermedad hasta avanzado el tiempo.

Se desconoce totalmente el origen de esta anomalía pero se barajan varias posibilidades, ya que se cree que es una patología producida por el exceso de higiene, y es que el organismo se acostumbra a no estar atacado por microorganismos. Según esta teoría las personas que tienen menos higiene están más preparadas para este tipo de ataques, y haber sufrido algún tipo de afección de pequeño contribuye a padecer menos enfermedades como alergias…

A pesar de todo es importante el diagnóstico prematuro para evitar el deterioro excesivo de las células, por este motivo en cuanto padezcamos alguno de los síntomas anteriores debemos acudir a un médico que nos hará una primera inspección. Debido a la facilidad de confundir estos síntomas con los de cualquier otra enfermedad, y si persisten, es necesario que se ahonde más en el diagnóstico y sean varios profesionales los que dictaminen lo que puede estar pasando realmente.

Una vez detectada la enfermedad se tratará a la mayor brevedad, pues es importante evitar que nuestro propio sistema inmunológico dañe las células de nuestro cuerpo produciendo daños irreparables. La mayoría de tratamientos se centrarán en detener el avance de la enfermedad y evitar que los daños se multipliquen. Normalmente los tratamientos deben de ser crónicos, al igual que lo es la enfermedad.

Nuestra intención no es alarmar a nadie con este post, sino que sepamos que existen enfermedades autoinmunes en las que es el propio sistema de defensa del cuerpo el que se vuelve en contra de ese organismo que le sustenta, y si no lo detectamos puede llegar a acabar con el propio organismo poco a poco a fuerza de destruir las células que lo componen.

Vía | Consumer
Imagen | SXC

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