Todos tenemos lípidos o grasas en sangre, pero cuando estas se encuentran en niveles alterados se nos diagnostica una dislipemia o dislipidemia que merece atención médica. Te mostramos sus posibles causas, síntomas y tratamiento.
En qué consiste una dislipemia
Se denomina dislipemia a la concentración anormal de lípidos en sangre. Entre estos se encuentra el colesterol total, colesterol HDL y LDL y triglicéridos.
Se diagnostica mediante un análisis de sangre en los que se solicita un perfil lipídico o lipodograma y se dosifica la proporción de los diferentes tipos de grasas en plasma.
Podemos tener una dislipemia si tenemos colesterol total alto o de más de 200 mg/dL, colesterol LDL o malo en sangre elevado en más de 100 mg/dL, más de 150 mg/dL de triglicéridos en plasma y menos de 45 mg/dL de colesterol HDL o bueno.
En una dislipemia suele haber más de un lípido alterado en sangre, siendo lo más frecuente la combinación de colesterol bueno o HDL bajo en sangre y triglicéridos altos. De allí que su presencia implica riesgo cardiovascular y merece tratamiento.
Posibles causas y síntomas de la dislipemia
Lamentablemente, no hay una única causa de dislipemia y con frecuencia, se desarrolla por la conjunción de diferentes factores incidentes.
Si bien una dislipemia puede ser de tipo primaria o de origen genético, la mayoría de los casos son de tipo secundarias y se deben al estilo de vida o nuestros hábitos.
El sedentarismo y una dieta de mala calidad, así como el exceso de alcohol se encuentran entre las principales causas de dislipemias según se ha estudiado. Aunque también puede deberse a patologías previas como diabetes tipo 2, insuficiente renal, cirrosis hepática, hipotiroidismo, o algunos fármacos como los glucocorticoides, estrógenos, prostágenos o antirretrovirales.
Sin síntomas visibles
Una característica de las dislipemias es que cursan de forma silenciosa, sin síntomas evidentes. Así, podemos tener lípidos alterados en sangre y desconocerlo.
No obstante, su exacerbación puede implicar riesgo de aterosclerosis, riesgo cardiovascular y también, riesgo de pancreatitis si tenemos triglicéridos muy alto en sangre.
Quienes sufren de dislipemia por lo general padecen simultáneamente alguna otra patología metabólica como diabetes tipo 2, obesidad o síndrome metabólico y de allí su conocimiento.
Se trata de una patología sin síntomas explícitos pero que eleva el riesgo de morbimortalidad de quienes lo padecen.
Tratamiento de la dislipemia
Una vez diagnosticada la dislipemia, se suele administrar fármacos como las estatinas y siempre se aconseja la modificación del estilo de vida, ya que constituye la principal causa de su desarrollo.
Llevar una dieta saludable, con pocos o nada de azúcares añadidos, evitar el alcohol y el sedentarismo así como los ultraprocesados que además de azúcar pueden tener grasas trans, resulta primordial para el tratamiento de las dislipemias.
La actividad física ayude en gran manera a reducir el colesterol y triglicéridos en sangre y también, incrementa el colesterol bueno, por eso es un recurso muy aconsejado como señala la Fundación Española del Corazón.
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Imagen | iStock y Pixabay
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