En esta serie de entradas hablamos sobre errores que se cometen al leer, seleccionar o interpretar información relacionada con la salud, donde dar una información imprecisa puede ser tan grave como dar una información falsa, confundiendo al lector y alejándolo de la verdad.
En este caso he citado en el título dos frases demoledoras que utilizan las personas que emplean técnicas sin pruebas de su uso, pero esgrimen el argumento de "pues a mi me funciona" como muestra de que son eficaces, o el también conocido "daño no va a hacer" para justificar que, aunque no haya pruebas claras de que algo funcione, al menos tampoco es nada lesivo, así que hay poco que perder si se usa. Analicemos con más detalle estas situaciones:
"Pues a mi me funciona". Y punto.
Es el argumento que se utiliza para defender una técnica o tratamiento cuando la persona que trata de defenderlo no es capaz de dar datos precisos, objetivos, o analizables sobre su utilidad, pero afirma que tiene que funcionar, puesto que basa en su propia experiencia, o en la de personas cercanas, los supuestos efectos beneficiosos.
Es un error en cuanto a información de salud, puesto que el hablante únicamente expresa su opinión, pero lo hace como si su experiencia personal (subjetiva, tal vez errónea) pudiera generalizarse a más casos.
Está muy relacionada con errores que hemos comentado, como el sesgo de confirmación (muy relacionado con el "cherry picking") por el que damos más valor a aquella información o evidencia que se parece a nuestras creencias, mientras que despreciamos aquello que lo contradiga.
Pseudociencias, terapias alternativas, homeopatía, astrología, energias místicas... Toda una serie de campos donde se aplica el mismo fundamento, y es dar más valor a lo que creemos que algo hace que a lo que realmente podemos probar que hace.
"Bueno, si no funciona, daño no va a hacer"
Las pulseras de equilibrio tuvieron su fama hace unos años, y la red se llenó de vídeos de personas (famosas o anónimas) mostrando lo bien que funcionaban. Se vendieron como rosquillas, a pesar de no poder demostrar que hicieran nada más que adornar tu muñeca y vaciar un poco tu cartera.
Sin embargo, el argumento de "bueno, si funciona, pues eso que me llevo, si no, pues al menos no me hace daño" también mantiene vivos muchos errores en la información de salud. Oler el limón previene el cáncer. Bueno, a lo mejor no, pero si lo hueles, pues mal no hace ¿verdad?
Pero si en vez de ser un limón, te dicen que oler una vela aromática especial que vale 80€ puede prevenir o curar tu cáncer, bueno, es más caro que el limón, pero si sirve, pues bien, si no, bueno, daño no hace, y solo estás perdiendo dinero... Es más, habrá personas que no tengan cáncer, o que consigan curarse (Seguramente utilizando tratamientos médicos que han demostrado su eficacia), pero habrá quien achaque la curación o prevención a esta vela especial, al igual que la señora de esta historia, que asociaba sus bailes y gestos a mantener alejados a los elefantes...
Y para concluir, solo decir que el error de generalizar nuestras percepciones subjetivas, que seguramente estarán muy condicionadas por nuestras creencias y opiniones, es un error cuando transmitimos información sobre salud a otras personas. Más grave problema si este tipo de error se comete en un medio de comunicación, dando difusión a una información incompleta y potencialmente errónea.
Así que, cuando hablemos, o leamos, sobre salud, mejor evitemos aquella información que únicamente se base en experiencias subjetivas poco demostrables, o cuya generalización a otras personas no sea posible por carecer de datos.
Más información | No, a ti no te funciona.
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