La fiebre Crimea-Congo: qué es, cómo se contagia y cuál es su tratamiento

Recientemente se ha comenzado a hablar en España de una enfermedad no demasiado conocida en nuestro país hasta ahora. Tras el triste fallecimiento de un hombre en Ávila contagiado con la fiebre Crimea-Congo al ser picado por una garrapata la alarma ha saltado y todo el mundo se pregunta qué es esta enfermedad y si debemos preocuparnos.

Qué es la fiebre Crimea-Congo

Se conoce como Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) y se trata de una antropozoonosis causada por un virus de la familia Nairovirus transmitida mediante la picadura de algunas garrapatas, principalmente la conocida como Hyalomma, aunque también Rhipicephalus, Boophilus y Dermacentor. Recibió su nombre porque se describió por primera vez en Crimea. Posteriormente, fue aislada por primera vez en el Congo Belga en la muestra de sangre de un niño enfermo y se comprobó que era la misma enfermedad descrita en Crimea.

Esta enfermedad es endémica en países que se encuentran por debajo de los 50º de latitud norte. Esto se debe a que es el límite geográfico de la garrapata que puede contagiar la enfermedad. Entre estos países se encuentran algunos como África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia.

La fiebre Crimea-Congo tiene una tasa de letalidad de entre el 10-40% en sus formas más graves. En otros casos, pueden llegar a no mostrar síntomas y llegar a pasar totalmente desapercibidos.

En cualquier caso, el riesgo en España se considera bajo, aunque pueden aparecer algunos casos eporádicos. Desde 2016 se han dado o contabilizado tres casos.

Cómo se contagia la fiebre Crimea-Congo

La llegada de este tipo de garrapatas a Europa podría deberse a la migración de algunas aves que procedan de África. Estas aves podrían ser quienes portaran las garrapatas y los efectos del cambio climático podrían estar influyendo en dicho proceso.

El contagio o transmisión de este tipo de virus en humanos se puede dar o bien por medio de la picadura de una garrapata portadora o bien por contacto con la sangre o tejidos de animales infectados como ovejas, cabras, ciervos o liebres. También puede darse contagio entre humanos, pero solo en casos de contacto estrecho con sangre, órganos, secreciones o líquidos corporales de personas que estén infectadas.

Otro método de contagio es de madre a bebé durante el embarazo. En cualquier caso, no se suele dar el contagio entre humanos, pero hay que tener en cuenta una serie de cuidados y normas de aislamiento básicas.

Cuáles son los síntomas de la enfermedad

Cuando el contagio se realiza mediante picadura de garrapata, la incubación puede durar de entre uno a tres días hasta un máximo de nueve. Sin embargo, cuando la transmisión se da mediante sangre o contacto con tejidos infectados, la incubación dura entre cinco o seis días hasta 13 días.

Los síntomas de la aparición suelen aparecer de manera repentina. Entre los más habituales encontramos fiebre, dolor muscular, mareo, dolor de cuello y rigidez, lumbago, irritación de ojos o sensibilidad a la luz.

Además de estos síntomas, pueden darse náuseas, vómitos, diarreas, dolores abdominales, dolor de garganta y cambios de humor. A los cuatro días de la aparición de la enfermedad se pueden comenzar a sentir somnolencia, depresión y debilidad.

En los casos más graves, alrededor del quinto día puede comenzar a aparecer deterioro renal e insuficiencia hepática o pulmonar. Los pacientes que se recuperan comienzan a hacerlo hacía el noveno o décimo día. En los casos que acaban resultando fatales, el desenlace suele darse durante la segunda semana después de que aparezca la enfermedad.

Algunos de los factores de riesgo para que la enfermedad acabe resultando grave es tener más de 60 años, la presencia de manifestaciones hemorrágicas, el fallo orgánico, la elevación de las enzimas hepáticas entre otras.

Cómo se trata la fiebre Crimea-Congo

Lo más importante es que si hemos sido picados por garrapatas y comenzamos a sentir algún síntoma extraño, debemos informar a nuestro médico ya que en un primer momento los síntomas pueden parecer inespecíficos por lo que se pueden confundir con otras enfermedades.

El tratamiento de esta enfermedad no tiene un tratamiento antiviral específico. Por ello, el tratamiento es de soporte necesitando hospitalización en la mayoría de los casos. Los pacientes suelen necesitar un aporte de fluidos adecuado y en algunos casos suelen necesitar ventilación mecánica o diálisis. Para el dolor puede utilizarse paracetamol y, en algunos casos, puede ser necesaria la transfusión de plasma o plaquetas.

En ocasiones, se ha utiliza la ribavirina como tratamiento para la infección aunque no está demostrado por completo que resulte efectiva.

Imágenes | Pixabay
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