Desde pequeños cuando alguien se hacía una esguince o se daba un golpe hemos oido: ¡ponle frío, ponle calor! En este post vamos a intentar diferenciar en qué situaciones se aplicará cada cual.
Aplicación de frío: cuando se producen inflamaciones, como es el caso de los esguinces, golpes o rotura de fibras en sus primeros días. Con la aplicación de frío en estas circunstancias se hará disminuir la inflamación al hacer que disminuya el aporte sanguíneo y por tanto los agentes que producen inflamación. Para la aplicación de frío es recomendable no poner hielo directamente, sino separar con algún material como plástico o tejido para que no se produzcan quemaduras por frío.
Aplicación de calor: en el caso de contracturas musculares causadas por el entrenamiento o estrés. Para su aplicación se puede usar bien una manta eléctrica o el agua caliente de la ducha.
En ambos casos la aplicación será de intervalos de 5-10 minutos un par de veces al día.
Vía | Fisioterapia Argüelles