Los ictus se conocen también como infartos cerebrales, y son la principal causa de muerte por enfermedad en las mujeres españolas. Se trata por tanto de una enfermedad grave en la que el tiempo de reacción es muy importante para que el paciente salga adelante.
Por suerte, hay determinadas señales que cualquiera puede reconocer y que apuntan a que quien las presenta puede estar sufriendo un ictus y necesita atención médica inmediatamente.
¿Qué es un ictus?
Un ictus es una interrupción repentina del riego sanguíneo normal del cerebro. Puede ocurrir o bien por una hemorragia cerebral, en la que se produce un sangrado dentro del cerebro, o bien por una isquemia cerebral, en la que un trombo interrumpe ese flujo. En ambos casos se produce una lesión cerebral, pérdida de neuronas y, si es muy grave, la muerte.
Por qué es importante la detección temprana
La atención temprana es crucial en un ictus porque aumenta las posibilidades de supervivencia y reduce las secuelas posteriores: cuanto menos tiempo pase el cerebro sin riego sanguíneo normal, menor será el daño que padezca.
En el caso de un ictus isquémico, una reacción temprana permite tratar de eliminar el trombo que está interrumpiendo el riego, ya sea con medicación o mediante la aplicación de un catéter (introducción de un fino instrumento para eliminar el trombo).
En el caso de una hemorragia, hay que vigilar la tensión arterial del paciente y evitar que la sangre aumente la presión dentro del cráneo causando daños neuronales.
Una vez eliminada la causa, comienza la recuperación. Cuanto antes comience la rehabilitación, más probable es que la persona que haya padecido el ictus recupere casi la totalidad de sus habilidades anteriores, aunque un alto porcentaje tendrá secuelas permanentes, principalmente pérdida de movilidad de algunas partes de su cuerpo.
Señales para detectar un ictus
Los síntomas concretos de cada ictus varían dependiendo de la zona del cerebro afectada, pero hay algunas señales que nos permiten reconocer si estamos sufriendo uno de estos ataques.
1. Debilidad, entumecimiento o parálisis de una parte del cuerpo.
2. Dificultades para hablar correctamente aunque sepamos lo que queremos decir.
3. Pérdida repentina de la visión, total o parcialmente.
4. Un vértigo repentino muy fuerte, mareos o problemas de equilibrio y descoordinación de los movimientos.
5. Un dolor de cabeza repentino muy intenso.
Igual de importante que reconocer esos síntomas si aparecen en nosotros mismos, es saber detectar las señales que nos indican que otra persona cercana está sufriendo un ictus si vemos que actúa de forma extraña. Se trata de un protocolo bautizado en inglés con las siglas FAST, que significan lo siguiente:
Cara (Face)
La primera señal puede provenir de dificultades para mover los músculos de la cara, así que pide a la persona afectada que sonría. Si no lo consigue, o lo hace solo con un lado de la cara mientras que el otro permanece inmóvil, es hora de llevarle al hospital.
Brazos (Arms)
Otra forma de reconocer un ictus es por problemas de movilidad del cuerpo en general, así que si crees que alguien puede estar padeciendo uno, pide que levante ambos brazos sobre su cabeza. Si no puede, o levanta solo uno, también es una señal de alarma.
Habla (Speech)
A veces un ictus causa daños en la zona del cerebro que regula el habla, así que pide a esa persona que diga algo concreto, una respuesta a una pregunta o que describa el color de algo que esté a la vista. Si no puede o sus palabras no tienen sentido, también es una señal de alarma.
Tiempo (Time)
Aunque no es una señal, se incluye el tiempo dentro del acrónimo para subrayar lo importante que es tomar medidas rápidamente y llevar a la persona afectada a un servicio de urgencias.
¿Y la lengua?
Una cadena que circula por email desde hace años, reconvertida en cadena de WhatsApp recientemente asegura que otra señal de que una perona está padeciendo un ictus puede estar en la lengua: si al pedirle que la saque, compruebas que la tiene torcida hacia un lado, es señal de alarma.
Sin embargo, no se ha llegado a introducir realmente en las recomendaciones oficiales. El motivo es que una torsión de la lengua es algo que solo se ve en un porcentaje limitado de los casos, y suelen ser casos graves, en los que ya hay otras señales mucho más evidentes.
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