La hipercifosis dorsal consiste en el aumento de la concavidad anterior de la columna dorsal. En la mayoría de los casos se debe a la adopción prolongada de posturas inadecuadas o a que falta potencia en la musculatura paravertebral.
En una pequeña proporción de los adolescentes con hipercifosis, la deformación no se debe a los vicios posturales ni a la falta de musculatura, sino a una anomalía en el proceso de osificación de las vértebras dorsales, conocida como enfermedad de Scheuermann.
Por último, existen otras causas de hipercifosis que no son realmente patologías mecánicas del raquis, como infecciones tuberculosas de la vértebra, o aplastamientos vertebrales por osteoporosis.
Habitualmente, esta afectación puede observarse directamente. Una radiografía permite confirmarla y determinar sus causas.
Tratamiento:
La corrección de los vicios posturales y el ejercicio adecuado, adaptado por el médico al caso específico de cada paciente, suele ser suficiente para corregir la hipercifosis y prevenir o tratar los dolores que puedan existir.
Excepcionalmente, algunos médicos recomiendan un corsé en casos especialmente deformantes o progresivos de la enfermedad de Scheuermann detectados antes de que termine el crecimiento. En esos casos, es necesario evitar la atrofia muscular que conlleva el uso constante del corsé, por lo que hay que quitarlo con la periodicidad que presciba el médico para que el niño haga ejercicios o natación.
Ejercicios de natación adecuados:
Los siguientes ejercicios tendrán como objetivo fortalecer y tonificar la musculatura paravertebral incidiendo principalmente en los músculos de la zona dorsal.
Crol con cabeza fuera sin hiperextensión cervical: No realizaremos ninguna rotación, manteniendo siempre la mirada al frente. Los brazos deberán entrar en el agua delante del hombro y el batido de las piernas deberá ser muy intenso para mantener el cuerpo en flotación.
Crol con cabeza dentro: Puede utilizarse o no material auxiliar de flotación como una tabla o pullboy.
Crol con un brazo: Mantendremos extendido delante uno de los brazos y trabajaremos solamente con las piernas y uno de los brazos. Tendremos siempre en cuenta realizar la respiración por el lado del brazo que trabaja.
Espalda con la barbilla alejada del pecho: El cuerpo deberá mantener la línea de flotación lo más cerca posible de la superficie del agua. Elevaremos la barbilla y miraremos hacia arriba, manteniendo la espalda extendida el mayor tiempo posible.
Espalda con un brazo: Igual que el ejercicio anterior, pero mantendremos uno de los brazos flexionado sobre el pecho.
Espalda con dos brazos simultáneos o pájaro: Batido de piernas de espalda y trabajo bilateral simultáneo. Es un ejercicio fácil de realizar y muy efectivo.
Espalda, 1 brazo alterno + 2 brazos simultáneos: Este ejercicio es una combinación de varios anteriores. Manteniendo en todo momento la patada de espaldas, realizaremos una brazada con un brazo, luego con el otro y por último con los dos al mismo tiempo.
Brazos de espalda simultáneos y piernas de braza: Igual que el ejercicio anterior, pero esta vez cambiamos el batido de las piernas por una patada de braza simétrica. Primero la patada y luego la brazada.
Estos son los ejercicios más importantes que debeis hacer en la piscina. Dos o tres sesiones a la semana sería un buen comienzo para percibir resultados a medio plazo, sin embargo, como todo, es preferible empezar suave y mantenerlo a empezar con mucha energía y abandonar a las pocas semanas.
Esperamos que esta pequeña guía os sea de utilidad y, como siempre, estamos abiertos a cualquier pregunta/sugerencia a través de vuestros comentarios.
En Vitónica | La natación y los problemas de espalda (I)