Cuando se habla de una enfermedad como la diabetes, siempre asociamos esta condición al consumo de azúcar, sin embargo, recientes investigaciones muestran que más que éste último alimento, son aquellos ricos en grasas los grandes responsables, es decir, son las dietas ricas en grasas y no las ricas en azúcares, las asociadas al desarrollo de diabetes.
La diabetes tipo 2 es una enfermedad enlazada fuertemente al estilo de vida, por ello, el común de los nuevos casos de esta patología es la obesidad. Quizá por ello los datos de una reciente investigación presentada en la revista Nature Medicine, muestran que las dietas hipergrasas desencadenan reacciones moleculares en nuestro organismo que promueven la aparición de la diabetes.
En ratones y en humanos, se observó que la alta ingesta de grasa de manera constante altera los mecanismos que permiten que el cuerpo disminuya los niveles de glucosa en sangre. Así, la insulina se libera sin poder actuar correctamente y se produce el primer paso en la enfermedad que es la resistencia a la insulina, condición que se traduce en prediabetes y que culmina en la diabetes tipo 2.
Con estos hallazgos podemos aclarar un poco la situación y confirmar que no sólo el exceso de calorías que viene de la mano de una alta ingesta de azúcar es nocivo, sino también, el alto consumo de grasas de manera prolongada, que puede dar origen a un exceso de grasa corporal y con ello, iniciar el camino hacia la diabetes tipo 2.
Una vez más, consumir cada nutriente en cantidades apropiadas y prevenir el exceso de grasa en el cuerpo es clave para evitar muchas enfermedades asociadas a la obesidad, entre ellas, la diabetes tipo 2.
Si queremos prevenir esta patología, no sólo los azúcares debemos cuidar, sino también y sobre todo, la proporción de grasa de la dieta.
Imagen | Stevendepolo