¿Por qué te duele la cabeza? ¿Será algo que has hecho? ¿Estás durmiendo lo suficiente? ¿Será por algo que has comido? Es muy complicado asociar uno o varios alimentos al dolor de cabeza.
Sin embargo, tenemos ciertas sospechas, avaladas por las pruebas científicas, que apuntan hacia algunos alimentos. ¿Podemos usar este conocimiento en nuestro favor? Repasemos lo que sabemos sobre los dolores de cabeza, las migrañas y la nutrición.
No es lo mismo un dolor de cabeza que una migraña
Antes de seguir, es conveniente recordar que existe una diferencia entre el dolor de cabeza, la cefalea tensional y la migraña. Los dolores de cabeza o cefaleas, pueden tener su origen en muchas situaciones: malestar, enfermedad, problemas de malnutrición, resaca...
¿En qué difieren? En duración, intensidad, el tipo de dolor y, también, en sus "disparadores", es decir, lo que provoca su aparición. Aunque sabemos todavía demasiado poco, cada vez queda más claro que la migraña tiene asociados ciertos disparadores moleculares presentes en los alimentos, además de en los hábitos, por supuesto.
La cefalea tensional se debe, según entendemos, a un problema de sobretensión muscular, mientras que las migrañas aparecen con una serie de síntomas muy claros: auras, fotofobia, náuseas, incapacitación... De todas estas, las únicas que han podido asociarse a los alimentos mediante sus disparadores son las migrañas.
Tiramina, feniletilamina, y nitratos entre los culpables
Aunque desconocemos las causas concretas y los mecanismos que se esconden tras la migraña, sí que sabemos que existen algunas sustancias asociadas a que se desencadenen. Estas sustancias son denominadas "disparadores", como decíamos, porque "disparan" la migraña. Entre dichas sustancias están la tiramina, la feniltilamina, los nitratos y nitritos.
La tiramina es una molécula que produce un cambio en los vasos sanguíneos y está presente en muchos alimentos. Esta sustancia aparece por el proceso natural de fermentación en ciertos alimentos. Sabemos que se relaciona directamente con lamigraña. Según parece, la sensibilidad a la tiramina tiene similitudes a la interacción de la dopamina en nuestro sistema. Aun así, son muchas las incógnitas al respecto. Por ejemplo, no a todo el mundo les afectan las tiraminas o no lo hacen de la misma manera.
La tiramina está presente en alimentos fermentados: quesos curados, arenques, chocolate, crema agria, en carnes procesadas, en frutas pasadas, en panes y repostería fermentadas... Algo parecido ocurre con la feniletilamina, presente en pequeñas cantidades en el chocolate, o con los nitratos y nitritos.
Estos últimos componentes se encuentran en carnes procesadas y, además de las migrañas, se asocian a otros tipo de problemas de salud varios. El mecanismo exacto que media en la migraña no queda del todo claro, aún, pero existen numerosos casos documentados.
No evitarlos, aprender a vivir con ellos
Sabemos que alimentos como el queso curado, el chocolate, los alimentos que contienen glutamato monosódico, los higos, pasas, papayas, aguacates y ciruelas rojas, la pizza, el hígado y el paté, las carnes procesadas... y un sinfín más de alimentos pueden desencadenar una crisis de migraña.
Debido a esto, algunos médicos y dietistas recomiendan evitar su consumo. Pero esto, según se ha observado, tiene varios problemas. En primer lugar, ni el efecto, ni la intensidad, ni tan siquiera los disparadores, se replican entre pacientes. Esto hace dificilísimo tomar decisiones clínicas o recomendar una u otra acción según lo que se sabe.
En segundo lugar, existen evidencias de que evitar este tipo de alimentos podría ser peor. En resumen, esto se debería a que los episodios disparados por el contacto puntual de las sustancias pueden ser mucho más intensos que los que ocurren de forma regular. Según las investigaciones, la exposición prolongada reduce la intensidad de las jaquecas.
De esta manera, algunos expertos apuntan que es más eficiente, y mejora la calidad del tratamiento, el no tratar de evitar estos alimentos, sino reducir su ingesta y afrontar el dolor. En algunos casos, indican los investigadores, este ha llegado a remitir por completo. Esto da pie a los médicos a trabajar con una nueva vía de tratamiento, menos drástica y con menos consecuencias nutricionales. Y puede que hasta más efectiva.
En conclusión, existen alimentos cuyos componentes sí que se pueden asociar a los dolores de cabeza, pero solo a las migrañas, hasta donde sabemos. ¿Podrían influir en otro tipo de cefaleas? No lo sabemos. De hecho, ya hemos visto que se sabe más bien poco al respecto de las propias migrañas. Pero lo que sí tenemos claro es que más vale aprender a convivir con todos los alimentos en vez de evitarlos si queremos reducir sus consecuencias.
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