Son muchas las personas que padecen de forma ocasional ardor de estomago. Entre el 30 y el 40 por ciento de la población padece acidez de estómago o pirosis al menos una vez al mes, mientras que una de cada cinco personas la sufren una vez por semana, siendo un 10 por ciento quien la padece a diario.
Puede aparecer ocasionalmente y sin estar relacionado con alguna enfermedad concreta. A pesar de esto, este trastorno es la señal más habitual de la ERGE, comúnmente conocida como enfermedad por reflujo gastroesofágico.
Para comprender mejor como funciona este trastorno debemos conocer algunas aspectos básicos sobre la anatomía del aparato digestivo. Entre el esófago y el estómago hay un área que actúa como una válvula muscular, llamada esfínter esofágico interior. Su cometido principal es evitar el paso de los ácidos propios del estomago hacia arriba. Estos ácidos son necesarios para llevar a cabo una correcta digestión de los alimentos.
Cuando tragamos la comida y esta baja por el esófago, éste esfínter se relaja para que la comida pueda seguir su recorrido hacia el estómago. Su correcto uso consiste en sólo permitir el descenso de comida y bloquear el ascenso de cualquier sustancia, pero a veces, su debilidad permite el paso del contenido del estómago hacia el esófago.
Este contenido que asciende hacia el esógafo, con un alto nivel de acidez del pH al que el esófago no está acostumbrado, produce esa sensación de quemazón tan conocida. Normalmente la debilidad del esfínter esofágico interior puede ser consecuencia de determinadas alteraciones anatómicas como las que se producen en la hernia de hiato, de ahí la importancia de tenerlo en cuenta, pero sin obsesionarse.
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