El el último informe de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) sobre la obesidad con datos actualizados de este año, se pone de manifiesto la estrecha relación entre la desigualdad social y el riesgo de sufrir obesidad, pues el acceso a alimentos es diferente así como las elecciones al momento de comer.
Dieta de peor calidad y más obesidad en la pobreza
Un estudio recientemente publicado realizado por científicos de Brasil también vincula la alimentación con la posición socioeconómica considerando ingreso familiar per cápita, educación y clase social ocupacional. Concretamente se concluye que en la población de menor nivel socioeconómico los ultraprocesados aportan más calorías a la dieta que en el nivel socioeconómico superior.
Esto sin duda se relaciona con el riesgo entre dos y tres veces superior que tienen las mujeres de clase baja de sufrir sobrepeso u obesidad con respecto a aquellas con mayor formación.
Además un estudio publicado por la Escuela de Salud Pública de Harvard hace poco tiempo atrás señala que a mayor nivel socioeconíómico mejor calidad en la dieta, pues los alimentos más sanos pueden resultar más caros y el acceso a los mismos más limitado en las clases bajas. Asimismo, a mayor nivel de educación más alimentos saludables se consumen.
Todo esto afecta la calidad de la dieta y conduce a una ingesta calórica elevada mostrando que hay muchos factores que influyen en el desarrollo de obesidad y que pocas veces son considerados.
Los alimentos ultraprocesados son densos energéticamente pero de escasa calidad nutricional, de allí que la obesidad que promueven en la población de menor nivel socioeconómico es una obesidad diferente a la de los grupos más favorecidos caracterizada por la ingesta de nutrientes saciantes y placenteros pero con escasos minerales y vitaminas que favorecen el correcto crecimiento y desarrollo. Así, tenemos una desnutrición oculta en el cuerpo de un obeso en el cual hay exceso de peso y grasa corporal con probables anemias, carencias vitamínicas y demás problemas de salud asociados.
Una vez más se confirma que la economía también influye en la epidemia de obesidad que está sufriendo el mundo entero, al igual que las variables sociales, y que los esfuerzos por incidir en cada persona de forma aislada para revertir esta enfermedad pueden ser muy poco prometedores si no abordamos otros aspectos de la obesidad que influyen en su desarrollo y afectan a la población entera.
Bibliografía consultada | The FASEB Journal, vol. 31 no. 1 Supplement 788.12; “Trends in Dietary Quality among Adults in the United States: 1999-2010,” Dong D. Wang, Cindy W. Leung, Yanping Li, Eric L. Ding, Stephanie E. Chiuve, Frank B. Hu, Walter C. Willett, JAMA Internal Medicine, September 1, 2014; y Am J Clin Nutr July 2005, vol. 82 no. 1 265S-273S.
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