La cantante Conchita Wurst, que ganó Eurovisión en 2014 en representación de Austria gracias a su dulce voz y su impactante imagen de mujer con barba, vuelve a ser noticia casi cuatro años después al anunciar que tiene VIH.
Publicó la información ella misma en su cuenta de Instagram ante el chantaje de su expareja: "es irrelevante para la opinión pública, pero un examigo me amenaza con hacer pública esta información privada y yo no le daré a nadie el derecho de causarme miedo e intentar de esta manera tener influencia en mi vida".
Efectivamente, el estado de salud de cualquier persona, especialmente con algo tan sensible como el VIH, es algo que pertenece al ámbito privado, pero cuando personajes públicos hablan sobre ello, facilitan que otras personas se informen y aprendan sobre estas patologías.
En este caso, es una buena oportunidad para aprender más sobre el VIH, el sida y qué diferencia hay entre ambos.
¿Qué es el VIH?
VIH son las siglas de virus de inmunodeficiencia humana. Una persona que tiene VIH es aquella que tiene presencia de este virus en su organismo porque se ha visto expuesta a él, ya sea por contacto sanguíneo, por contacto sexual o por que padeció un contagio madre-hijo durante el embarazo o el parto.
El VIH, como cualquier virus, no puede sobrevivir por sí mismo, sino que necesita colonizar a otro ser vivo para habitar en el interior de sus células y sobrevivir. En concreto, el VIH ataca las células CD4 del sistema inmune. Por eso, las infecciones por VIH debilitan las defensas del paciente, haciéndole vulnerable a enfermedades que de otra forma podría combatir sin mucha gravedad.
Una persona infectada por VIH no siempre tiene sida: a veces tarda años en desarrollar esa enfermedad y en algunos casos no llega a hacerlo nunca.
¿Qué es el sida?
El sida (siglas de síndrome de inmunideficiencia adquirida) es la fase final de la infección por VIH: cuando ha pasado mucho tiempo y el número de células CD4 es muy baja y la cantidad de virus es muy alta. En este caso el sistema inmune está cada vez más debilitado y cualquier infección puede resultar muy peligrosa.
De hecho, aunque a menudo se oye la expresión de que alguien ha muerto "de sida", de hecho sería mucho más correcto decir que ha muerto por una infección oportunista a causa de las debilitadas defensas, ya que el sida solo afecta al sistema inmune, pero no es la causa de la muerte propiamente dicha.
Sin ninguna medicación, una infección por VIH puede derivar en un caso de sida en unos 10 o 12 años. Afortunadamente, aunque no existe una cura para el VIH sí que existen medicamentos que frenan el avance del virus y ralentizan e incluso frenan del todo ese daño al sistema inmune, de forma que muchas personas portadoras del VIH nunca llegan a desarrollar el sida.
Imágenes | Wikipedia
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