Viagra, un medicamento descubierto por casualidad

Es pequeña, con forma de rombo y azul. Reconocible ya casi por cualquiera, aunque algunos lo hagan disimulando y sin querer nombrarla en voz alta, la Viagra supuso hace casi 20 años un cambio radical en la vida sexual de mucha gente que sufría disfunción eréctil puntual o crónica.

Y eso que no nació con esa intención. Lo que conocemos como Viagra (este es uno de sus nombres comerciales) se llama en realidad sildenafilo, o citrato de sildenafilo, un compuesto desarrollado por científicos británicos que no tenían en principio ninguna intención de tratar los problemas de erección.

Viagra contra la angina de pecho

Era mediados de los 90 y su nombre era un insulso UK92480. Los autores del compuesto querían utilizarla para tratar la hipertensión y la angina de pecho, una enfermedad en la que los vasos que llevan la sangre hasta el corazón se contraen dificultando la circulación. La idea era que el citrato de sildenafilo ayudase a relajar esos vasos sanguíneos y mejorase la salud de los pacientes.

Los primeros ensayos clínicos se llevaron a cabo en el Hospital de Morriston, en Gales, por parte de la compañía farmacéutica Pfizer. Y los resultados fueron decepcionantes. No se apreciaron efectos importantes sobre la angina de pecho.

Los científicos consideraron descartar el compuesto y pasar a otros estudios. Pero los voluntarios del ensayo comenzaron a informar de un efecto secundario inesperado: erecciones de pene justo tras tomar la medicación, algo para lo que por entonces no existía un tratamiento oral eficaz y que suponía una suculenta oportunidad de negocio.

Erecciones en el laboratorio

Así que la farmacéutica puso a uno de sus investigadores, Chris Wayman, a analizar este efecto. Wayman recreó en su laboratorio un modelo de la circulación sanguínea en torno al pene masculino: dispuso una serie de tubos de pruebas lleno de un líquido inerte y en cada uno situó un trozo de tejido de los cuerpos cavernosos del pene de hombres con problemas de impotencia.

Cada trozo de tejido estaba después conectado a un sistema eléctrico que mandaría ligeras señales eléctricas, imitando el momento en el que un hombre se siente sexualmente excitado.

Cuando Wayman activaba esas señales, de partida la respuesta era inexistente. Nada cambiaba en el tejido. Pero tras añadir el citrato de sildenafilo, los vasos sanguíneos se relajaban, como ocurre en el proceso normal de una erección. Entonces el líquido podía entrar y el tejido se expandía y endurecía.

Cómo funciona la Viagra

El citrato de sildenafilo actúa inhibiendo la acción de una enzima (llamada fosfodiesterasa tipo 5) que se encarga de degradar otro compuesto, llamado GMP (guanosín monofosfato cíclico). Cuando los niveles de GMP aumentan, esto provoca que las arterias del del pene se dilaten y el cuerpo cavernoso se relaje. La vasodilatación del pene aumenta su riego sanguíneo, que es lo que provoca la erección.

Cuando la Viagra comenzó a comercializarse en 1998 y 1999, no existía ningún otro tratamiento oral para la disfunción eréctil. Todo lo que había eran incómodas (y aterradoras) inyecciones o engorrosas prótesis, ambos métodos problemáticos y poco discretos con un problema muchas veces sensible como es la impotencia.

Efectos secundarios

Eso convirtió a este medicamento en un gran éxito comercial. En el año 2000 la Viagra supuso el 92% de las ventas en el mercado de las soluciones para la impotencia masculina. En el año 2007 la cuota había bajado al 50% a causa de los competidores, las falsificaciones y los testimonios de algunos pacientes que habían sufrido algunos efectos secundarios.

Como cualquier medicamento, la Viagra puede producir algunos efectos segundarios. Uno de ellos, por ejemplo, es el priapismo, en la que el paciente sufre una erección continua y dolorosa que no desaparece y se mantiene incluso sin excitación sexual. Si una erección de este tipo dura más de cuatro horas, es momento de acudir a una consulta médica.

Otros efectos están relacionados con la vista, como visión azulada (cianopsia), visión borrosa o pérdida de visión periférica. En el año 2005, la autoridad estadounidense para los medicamentos (DFA), analizó un centenar de informes que relacionaban el consumo de Viagra con problemas graves de visión en situaciones excepcionales, y otros estudios la relacionan con casos de neuropatía óptica, aunque las conclusiones no sin firmes de momento.

Imágenes | iStock
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