A todos nos han contado las maldades que los radicales libres y el estrés oxidativo pueden provocar en nuestro organismo y las bondades de tomar alimentos ricos en antioxidantes. Pero, ¿sabemos exactamente cómo interactúan tantos los radicales libres como los antioxidantes en nuestro organismo? ¿sabemos el rol que puede tener el estrés oxidativo en las adaptaciones al entrenamiento?
¿Qué es un radical libre?
Primero debemos conocer el significado de este tipo de átomos. Un radical libre es un átomo que presenta una estructura en la que al menos existe un electrón desapareado, es decir, es inestable. Este hecho le hace ser muy susceptible a enlazarse con otros átomos de otras moléculas para buscar una estabilidad.
Así pues, el radical inicial "roba" un electrón a otra molécula, generando inestabilidad en ella y generando una reacción en cadena. Esto puede provocar daños a proteínas y lípidos, inhibición de la síntesis proteica e incluso mutaciones genéticas. Los radicales libres pertenecerían a lo que se denomina especies reactivas de oxígeno.
¿Y los antioxidantes?
Los antioxidantes serían moléculas que, sin perder su estabilidad, donarían un electrón a los radicales libres consiguiendo su neutralización. Sustancias como la vitamina E, la vitamina C, el te verde, el Ginseng o la N-Acetilcisteína (NAC) son sustancias consideradas antioxidantes, y pueden ejercer esta función, pero dentro de unas condiciones muy concretas de biodisponibilidad, sistema inmune y endocrino, dosis empleada, tipo de tejido...
El problema está en que ninguno de nosotros sabe nada de esto cuando nos planteamos tomar un antioxidante. Lo hacemos desde el más puro desconocimiento de como el antioxidante actuará en nuestro organismo y es que los antioxidantes también pueden convertirse en sustancias prooxidantes aumentando el estrés oxidativo y el daño producido.
En un estudio de 2009 la vitamina A cumplió un rol prooxidativo en en el entorno hepático y mitocondrial de ratas, incluso tratándose de dosis terapéuticas.
En otro de 2007 también con la vitamina A, se vio alterada la función mitocondrial y el córtex cerebral.
La vitamina C y la N-Acetilcisteína no se quedan atrás, siendo tal vez los más usados en la suplementación deportiva. En este estudio en humanos se administró vitamina C y NAC tras una lesión muscular, incrementándose el estrés oxidativo.
A los antioxidantes también se les atribuyen efectos sobre la longevidad pero eso es algo que de momento queda en hipótesis, es decir, no está demostrado.
El entrenamiento aumenta el estrés oxidativo
El entrenamiento tiene muchas virtudes, pero aquí nos interesan dos: que disminuye la citoquina TNF-alfa que causa inflamación y que aumenta el de la mioquina IL6 que en el músculo cumple un rol antiinflamatorio.
Las especies reactivas de oxígeno participan en esta función y los antioxidantes la interrumpen.
Y es que niveles altos de TNF-alfa y bajos de IL6 están relacionados con resistencia a la insulina, por eso el entrenamiento de fuerza es el mejor sensibilizador a la insulina que hay.
En resumen, el ejercicio aumenta la producción de especies reactivas de oxígeno, estas especies provocan estrés oxidativo y el estrés oxidativo mejora la sensibilidad a la insulina, entre otras cosas. Así pues, la formación temporal de especies reactivas de oxígeno tras el ejercicio es necesaria para mejorar la respuesta autoinmune de nuestro cuerpo.
Los antioxidantes pueden inhibir esto e incluso retrasar la recuperación al inhibir la inflamación. El proceso inflamatorio tras el entrenamiento es necesario e interrumpirlo con el uso de antioxidantes o antiinflamatorios no logra disminuir el daño muscular producido. De hecho, el daño muscular es necesario para generar adaptaciones positivas al entrenamiento. Una vez más, la exposición al daño y al estrés es lo que necesita nuestro cuerpo para mejorar.
Entonces, ¿cuándo es mejor consumir antioxidantes?
Si por la razón que sea deseas o te han recomendado consumir algún suplemento antioxidante debes tener en cuenta que pueden interferir con las adaptaciones al entrenamiento por lo que deberás separar el momento de su ingesta de las horas cercanas al entrenamiento.
Si entrenas por la mañana, toma el suplemento por la tarde y viceversa.
También debes saber que a nivel de salud general, los estudios que evalúan el impacto del consumo de antioxidantes no encuentran un aumento en la salud o reducción de la mortalidad por cualquier causa.
Tampoco confundamos suplementos antioxidantes con alimentos ricos en los mismos. Aunque ningún alimento es superior a otro sea lo rico que sea en determinados nutrientes, siempre va a ser superior a cualquier suplemento que aisle esos nutrientes. La matriz alimentaria en la que vienen esos nutrientes influye en como el cuerpo los asimilará.
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