La reducción de la capacidad aeróbica, mejor cuantificada por el consumo máximo de oxígeno (VO2), es una característica tanto del envejecimiento como de la insuficiencia cardíaca crónica. Hay muchos estudios que han documentado disminuciones en el VO2 máximo de casi el 50 % a lo largo de la edad adulta en poblaciones aparentemente sanas.
En los hombres, el VO2 máximo disminuye de aproximadamente 45 ml/kg/min en una persona sana de 25 años a 25 ml/kg/min en una persona de 75 años. Es decir, disminuye casi la mitad. Por otro lado, una mujer sana de 80 años suele tener un VO2 máximo de 15 a 20 ml/kg/min, un rango característico de la insuficiencia cardíaca leve.
Qué es la insuficiencia cardíaca
La insuficiencia cardíaca, al igual que el envejecimiento, se caracteriza por una reducción importante en el VO2 máximo, lo que proporciona información de pronóstico poderosa sobre el riesgo de hospitalización, mortalidad y necesidad de dispositivos de asistencia ventricular o trasplante cardíaco.
En pacientes con insuficiencia cardíaca sistólica, la frecuencia cardíaca máxima y el volumen sistólico se reducen aproximadamente un 20 % y un 45 %, respectivamente, en comparación con las personas sanas. Los factores periféricos que contribuyen a la reducción del VO2 máximo, incluyen la reducción de la masa muscular, la disminución de la densidad mitocondrial en el músculo y la vasoconstricción.
Beneficios de hacer ejercicio físico en personas con insuficiencia cardíaca
Múltiples estudios han demostrado que la actividad física aeróbica es eficaz y segura en pacientes con insuficiencia cardíaca. Entre estos pacientes, que además suelen recibir fármacos como diuréticos, inhibidores de la enzima convertidora y glucósidos cardíacos, los ensayos aleatorizados mostraron aumentos en el VO2 máximo del 12 % al 33 %. Por otro lado, los pacientes que toman beta-bloqueadores parecen obtener mejoras similares inducidas por el entrenamiento en la capacidad aeróbica.
Suele haber mucho miedo en que este tipo de personas trabajen ejercicio aeróbico por la "posible exacerbación de las complicaciones", pero lo que se ha visto es que no hay efectos nocivos sobre la estructura del ventrículo o la función de reposo después del entrenamiento.
El aumento del flujo sanguíneo periférico y la mejora de la morfología y función del músculo esquelético median gran parte del beneficio de realizar ejercicio aeróbico en pacientes con insuficiencia cardíaca. Se han observado aumentos en el flujo sanguíneo máximo de las piernas y el suministro de oxígeno y una reducción de la resistencia vascular de las piernas.
Otros estudios observaron tasas reducidas de ingresos hospitalarios y mortalidad cardíaca en pacientes asignados al azar a 14 meses de entrenamiento aeróbico supervisado en comparación con los controles.
Cómo han de entrenar las personas con insuficiencia cardíaca
La gran mayoría de los estudios que se han realizado en personas con insuficiencia cardíaca, han sido con actividad física aeróbica, por lo que hay mucho más datos para comentar con exactitud cómo han de entrenar estas personas.
En los estudios, hay muchas variaciones del porcentaje del VO2max al que entrenaban ya que estaban totalmente individualizados por los profesionales que realizaban el estudio. Aun así, los estudios se realizaban en torno al 40-60%, llegando algunos estudios al 70%.
Como ya hemos comentado anteriormente, aunque la mayoría de los ensayos de entrenamiento físico en pacientes con insuficiencia cardíaca se han centrado en el ejercicio aeróbico para mejorar la capacidad aeróbica reducida, otra característica destacada del síndrome de insuficiencia cardíaca es la atrofia del músculo esquelético.
La atrofia muscular es más pronunciada en las fibras de tipo I altamente oxidativas y resistentes a la fatiga, lo que provoca un cambio hacia las fibras de tipo II glucolíticas y más propensas a la fatiga.
Han habido estudios que han visto que trabajar a un 30-60% del RM en personas con insuficiencia cardíaca genera un aumento en el VO2 máximo, la fuerza del músculo esquelético, el flujo sanguíneo y la frecuencia cardíaca.
Por lo tanto, si tienes insuficiencia cardíaca, lo primero que hay que hacer es contratar a un profesional del ejercicio que te ayude y asesore. Recomendamos no realizar ejercicio físico si se tiene insuficiencia cardíaca sin supervisión de un profesional con el fin de evitar efectos secundarios graves que, podrían acabar en una hospitalización.
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