Seguramente hayas oído hablar de distintos tipos de calentamiento: el general, el específico, el de sesión de entrenamiento, el de competición... Normalmente cuando hablamos de calentamiento nos referimos siempre a una serie de acciones que llevamos a cabo nosotros mismos antes de meternos de lleno en el entrenamiento o en la competición. Pero hay otro tipo de calentamiento que no requiere de esfuerzo por nuestra parte: el calentamiento pasivo.
Partimos de la base de que el calentamiento en general debe preparar al cuerpo para pasar de un estado de relajación previo al ejercicio a una situación de estrés controlado. Durante el calentamiento comenzamos a subir nuestras pulsaciones y la temperatura de nuestro cuerpo y movilizamos las articulaciones.
El calentamiento pasivo es el que se lleva a cabo sin gasto energético por nuestra parte, por ejemplo a través de masajes o geles con efecto calor que mantienen la temperatura de nuestro cuerpo. ¿Cuándo es buena idea utilizar este tipo de calentamiento? Un buen momento es la transición entre el calentamiento activo y el momento de comenzar la competición: de este modo no gastamos reservas energéticas pero mantenemos el calor corporal.
No tiene sentido utilizar este tipo de calentamiento aislado, sino que debe ir siempre acompañando al calentamiento activo: obtendremos beneficios si utilizamos ambos, pero no si solo nos damos un masaje o si solo aplicamos el gel.
¿Habéis probado alguna vez masajes o geles previos al ejercicio? ¡Contadnos vuestras experiencias!
Imagen | iStock
En Vitónica | Calienta según el entrenamiento que vayas a hacer
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