Saltar a la comba es un ejercicio muy completo que podemos realizar prácticamente en cualquier sitio y que, además, nos aporta muchos beneficios que podemos aplicar a nuestra práctica deportiva habitual. Puede ser un gran complemento para los deportes de contacto (mejora la coordinación y la agilidad), para el entrenamiento de fuerza (introduce un componente cardiovascular con el que no cuentas si solo entrenas en sala) o incluso para otros deportes aeróbicos (puede servirte como calentamiento para ir subiendo las pulsaciones de forma paulatina).
Saltar a la comba es fácil, apto para todos los niveles y una manera rápida de conseguir un entrenamiento completo. ¿Quieres mejorar en tus saltos? Te dejamos cinco consejos para saltar a la comba de forma correcta.
Comienza con una movilización de tus articulaciones: haz especial hincapié en tobillos, rodillas y muñecas, ya que son las articulaciones con una mayor implicación a la hora de saltar a la comba. Preparar a nuestras articulaciones para el esfuerzo nos ahorrará posibles lesiones cuando estemos entrenando: aquí tienes diez ejercicios de movilidad que te pueden servir.
Escoge la cuerda adecuada: es importante tanto elegir el material como la longitud de la cuerda. Las cuerdas más ligeras, como las de cable de acero recubiertas de plástico o PVC, suelen ser las más ligeras y rápidas (ojo, porque duele bastante si nos golpeamos con ellas cuando estamos saltando a gran velocidad. Otra posibilidad es saltar con una cuerda de plástico (son las más habituales -y las más baratas-) o con una cuerda de tejido (pesadas y lentas, no muy recomendables).
En cuanto a la longitud, lo normal es que, pisando la comba en su centro y manteniéndola estirada, las empuñaduras lleguen aproximadamente a la altura de la cadera o un poco más arriba. Ese es el largo ideal para saltar de manera cómoda.
Mueve solo las muñecas: el movimiento de la cuerda sale desde las muñecas. No movemos los brazos desde los hombros, sino que nos mantenemos con los codos flexionados aproximadamente a 90 grados y cerca del tronco y son las muñecas, con pequeños movimientos, las que dan el movimiento a la cuerda. Esto nos obliga a tener una buena estabilidad en la cintura escapular (en la zona de los hombros, las clavículas y el esternón).
Mantén activado tu core durante todo el tiempo: la musculatura de la zona central (musculatura profunda y superficial del abdomen, musculatura de la espalda y erectores espinales, entre otros) se mantienen activados durante todo el tiempo que estemos saltando. Esto nos ayuda tanto a mantener una postura correcta (espalda erguida, sin encorvarnos hacia delante) como a proteger toda la zona de la columna. Lo ideal para activar la musculatura del core es realizar una elongación axial: piensa que un hilo tira de tu cabeza hacia el techo mientras empujas el suelo con los pies.
Aterriza siempre sobre la punta de los pies: cada vez que apoyamos los pies en el suelo mientras estamos saltando se genera un impacto que asciende por nuestro cuerpo hasta nuestra columna. Lo mejor que podemos hacer para evitar daños es aterrizar sobre las puntas de los pies de forma suave, nunca sobre el pie completo o sobre los talones. Las articulaciones de los tobillos y las rodillas actúan como una protección ante ese impacto para proteger la columna.
Una buena idea para entrenar saltando a la comba es organizar una sesión por intervalos: quizás diez minutos a simple vista nos puede parecer muy poco, pero diez minutos saltando a la comba sin parar se pueden hacer eternos. Saltar durante un minuto y descansar 30 segundos, repitiendo esta serie unas seis o siete veces, u organizar un entrenamiento Tabata por intervalos, nos ayudará a conseguir un entrenamiento más ameno e igualmente efectivo.
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En Vitónica | Evita estos errores saltando a la comba
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