Con la ola de calor que estamos pasando, el gimnasio se ha convertido en el refugio de muchos de nosotros para entrenar: aire acondicionado, fuentes con agua y poca afluencia de gente hacen que el gimnasio sea una buena opción durante los meses de verano.
Pero, ¿qué pasa en el caso de las clases colectivas en las que, aun con climatización y con menos público, nos hacen sudar la gota gorda? Os dejamos unas cuantas recomendaciones para que el calor no os pase factura, tampoco en las clases del gimnasio.
Hidrátate antes, durante y después del entrenamiento: las clases colectivas suelen ser de base aeróbica. Esto quiere decir que seguramente vayamos a sudar mucho, a perder líquidos y sales, y de forma mucho más acusada en verano, aunque la climatización de la sala esté activada. Hidratarnos con agua antes y durante la actividad, y con agua o bebidas de reposición (si el esfuerzo ha sido muy grande) después de la clase es importante para un entrenamiento efectivo y seguro.
Mención especial a las clases de spinning o ciclo indoor: esta actividad suele realizarse en clases cerradas e insonorizadas que, si bien cuentan con climatización, no suelen tener vías de ventilación, por lo que el calor se condensa, la temperatura sube y solemos sudar mucho más que en otras clases. Durante todo el año, pero especialmente en verano, no entres en una clase de spinning sin tu botella de agua: tu salud te lo agradecerá.
Escoge ropa adecuada para la actividad física que vas a realizar: en anteriores ocasiones hemos hablado de los diferentes tejidos con tecnología de evacuación del sudor con los que trabajan las distintas marcas de ropa deportiva. El verano es la época perfecta para ponerlos a prueba, tanto si entrenas al aire libre como si lo haces en el gimnasio. Elige ropa ligera que te mantenga fresco y seco mientras estás practicando actividad física: llevar una camiseta empapada en sudor mientras estás debajo del aire acondicionado de la clase de zumba te asegura, como mínimo, un buen resfriado.
Opta por entrenamientos menos intensos: las clases colectivas de base aeróbica hacen subir nuestras pulsaciones, a veces, hasta las más altas zonas de entrenamiento. Esto es muy fácil de ver en una clase de spinning, por ejemplo, donde los esfuerzos por intervalos son muy comunes, o en las cada vez más populares clases de HIIT. Si el ambiente es muy caluroso es conveniente que moderemos nuestro esfuerzo sin llegar a demandarnos demasiado: el calor ya hace que nuestras pulsaciones en reposo sean más altas, por lo que un esfuerzo intenso puede hacer que el ritmo cardíaco se dispare hasta zonas peligrosas. Mejor tómatelo con calma y, si puedes, entrena siempre con un pulsómetro para tener tu corazón bien controlado.
Dúchate y cámbiate de ropa inmediatamente después de terminar de entrenar: esto es una cuestión de higiene personal, pero también puede tener repercusiones en nuestra salud. Dejarte puesto un pantalón y ropa interior sudada, aunque sea por un período corto de tiempo, puede favorecer la aparición de infecciones muy típicas del verano como pueden ser la cistitis u otras patologías de la zona genital. Si eres de los que esperan a llegar a casa para ducharse y cambiarse de ropa o de los que se pasa media hora de cháchara después de la clase de spinning y antes de pasar por la ducha, quizás puedes plantearte cambiar esa costumbre, al menos en los meses de más calor.
Imagen | Unsplash
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