Compensar la mala dieta con ejercicio, ¿funciona para perder peso?

Si hay algo que une a lo seres humanos prácticamente en su totalidad es el hecho de comer más de lo habitual cuando nos juntamos con otras personas. Esto puede ocurrir en fiestas y en meses como los de verano, que estamos menos en casa, nos juntamos con amigos y familiarias en mayor medida y pasamos más tiempo disfrutando del tiempo libre. Como es comprensible, no siempre cuidamos lo que comemos y nos damos algunos caprichos.

Una de las tentaciones cuando eso ocurre es intentar compensar esas calorías de más, o bien comiendo menos otros días, o bien haciendo más ejercicio. La cuestión es, ¿es realmente posible compensar una mala dieta con ejercicio?

La importancia de conseguir un déficit calórico

La respuesta rápida y sencilla a esta pregunta es que no, no es posible. Pero los motivos son algo más complejos y requieren una explicación más amplia. El más importante principio para conseguir una pérdida de peso es lograr un déficit calórico. Esto implica consumir menos calorías de las que quemamos.

Para ello podemos reducir las calorías que consumimos, pero también aumentar las calorías que quemamos, incrementando la cantidad de actividad física que hacemos. En general, lo adecuado para perder peso sería combinar las dos cosas, pero ¿basta con aumentar las calorías que quemamos si no reducimos las que consumimos? O, es más, si, como ocurre en estos días de fiesta, incluso aumentamos nuestro consumo calórico.

La respuesta parece ser no y esto se debe a cómo gasta nuestro cuerpo las calorías y, además, como las aprovecha. En general, tendemos a sobreestimar las calorías que quemamos haciendo ejercicio, pero nuestro cuerpo es muy eficiente acumulándolas y un poco menos quemándolas.

Cómo procesamos las calorías que consumimos

Nuestro cuerpo y su funcionamiento es la consecuencia de años de evolución y la forma en la que aprovechamos las calorías que consumimos también. Actualmente, muchos de nosotros, disponemos de alimentos extremadamente calóricos a nuestro alcance siempre que queramos. Pero, históricamente, esto no siempre ha sido así. De hecho, lo más habitual ha sido que el ser humano tuviera que sobrevivir en situaciones de hambruna y escasez de alimentos.

Esto ha provocado que nuestro cuerpo sea muy eficiente acumulando las calorías que no necesita para sobrevivir. Procesamos rápidamente los alimentos con alta densidad calórica, las quemamos con lentitud y acumulamos las que sobran en forma de grasa. Todo pensado para que sobrevivamos en caso de no tener calorías a nuestro alcance.

Sin embargo, este mecanismo de supervivencia tan eficaz, juega en nuestra contra cuando la mayor parte de nuestra alimentación actual se basa en alimentos muy calóricos. Cuando tenemos una dieta muy calórica - como es habitual en estas fiestas - esa misma forma de procesar las calorías dificulta que podamos compensar el exceso con ejercicio.

Tendemos a sobreestimar las calorías que quemamos con el ejercicio físico

"Ya lo compensaré en el gimnasio" o "hago ejercicio para poder comer lo que quiera" son frases habituales. Algunos estudios encuentran que tendemos a estimar el gasto calórico que hacemos realizando ejercicio es entre 3 y 4 veces mayor del que realmente hacemos.

Otras investigaciones han intentado evaluar el gasto calórico real que hacemos dependiendo de nuestra actividad física. Es el caso de un informe publicado por la Clínica Mayo en el que encontramos datos como que un hombre de unos 88 kg quemaría 455 calorías trotando en la elíptica durante una hora. Una personas de 73 kilogramos quemaría 365 calorías realizando entrenamiento aeróbico de bajo impacto durante una hora.

Más recientemente, la Harvard Medical School ha publicado otro informe al respecto en el que señala, por ejemplo, que una persona de unos 55 kg quemaría unas 240 calorías corriendo una hora a una velocidad de, aproximadamente, ocho kilómetros por hora.

Así dicho no parece poco, pero si tenemos en cuenta que un cuarto de pizza tiene 449 calorías o una porción de patatas fritas medianas tiene 400 kcal, nos podemos hacer una idea de cuánto cuesta en realidad quemar los excesos.

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Imágenes |Unsplash

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