La contracción o acortamiento muscular es un fenómeno que sucede en nuestro cuerpo constantemente, debido a una sinergia milimétrica entre nuestro sistema nervioso y nuestras proteínas musculares.
¿Cómo funciona la contracción muscular?
Lo primero que debemos entender para explicar cómo funciona la contracción muscular es la teoría de los filamentos deslizantes. Esta teoría nos dice que un músculo se acorta o se alarga cuando los filamentos de actina y miosina se deslizan entre sí.
La actina y la miosina son dos proteínas con forma de filamentos que dan forma a unas estructuras cilíndricas de la célula muscular llamadas miofibrillas. La miosina es capaz de anclarse a los filamentos de actina y tirar de ellos provocando un acortamiento muscular, es decir, la contracción.
La tracción de los filamentos de miosina sobre los de actina depende entre otras cosas de que exista un potencial de acción, es decir, una corriente eléctrica a través de una neurona que estimule la placa motora de la fibra muscular y desencadene la contracción muscular. Neurotransmisores excitadores como la acetilcolina, y el calcio, forman parte de este mecanismo.
¿Qué tipos de contracciones musculares existen?
Es importante entender que las fibras musculares siempre tratan de acortarse cuando son estimuladas. No obstante, lo normal es que los músculos se contraigan contra algún tipo de resistencia externa que esté actuando en contra.
- Durante la contracción muscular, si la cantidad de fuerza ejercida por el músculo es mayor a la resistencia, se produce una contracción concéntrica, es decir, el músculo se acorta como por ejemplo durante la ascensión en una sentadilla donde el cuádriceps se acorta.
- Si en cambio la cantidad de fuerza ejercida es menor, el músculo se alarga aunque intente acortarse, lo que se llama contracción excéntrica como en la bajada de la sentadilla en el ejemplo anterior.
En estos dos tipos de contracciones, la tensión producida por el músculo es igual, aunque se acorte o se alargue por lo que ambas se engloban dentro del término contracciones isotónicas.
¿Pero que sucede cuando el músculo no se alarga ni se acorta? Un ejemplo sería cuando intentamos empujar un objeto inamovible como por ejemplo una puerta cerrada. Aquí los músculos producen tensión, pero no modifican su longitud por lo que este tipo de contracciones se denominan isométricas.
Existe una contracción que combinaría tanto las contracciones isotónicas (concéntricas y excéntricas) como las isométricas, que serían las contracciones auxotónicas. El ejemplo más usado para describirlas es el trabajo con gomas elásticas.
Imaginemos que queremos estirar una goma. Comenzamos realizando una contracción concéntrica pero a medida que la goma se estira, esta va perdiendo capacidad de estiramiento por lo que la resistencia cada vez es mayor hasta que llega un punto en el que no puede estirarse más. En este punto, podemos seguir tratando de estirar la goma mediante una contracción isométrica pero llegado un momento tendremos que desistir y volver al punto inicial mediante una contracción excéntrica. Esta combinación de las tres se conoce como contracción auxotónica.
Aún hay dos más: contracciones isocinéticas y ecocéntricas.
Para que se dé una contracción ecocéntrica es necesario un músculo que movilice dos articulaciones a la vez, como por ejemplo el recto femoral, que es la única porción del cuádriceps que aparte de atravesar la rodilla también atraviesa la cadera. Así pues en las contracciones ecocéntricas se dan de forma simultánea contracciones concéntricas y excéntricas a la vez.
Un ejemplo: cuando corremos se produce un movimiento simultáneo de flexo-extensión de cadera y rodilla. Cuando la cadera se flexiona, el recto femoral se contrae concéntricamente en su parte superior que atraviesa la cadera pero excéntricamente en la parte inferior que atraviesa la rodilla. Así pues la longitud del músculo es casi igual porque el acortamiento de una parte del músculo compensa el alargamiento de la otra.
Finalmente, en las contracciones isocinéticas nos tenemos que trasladar al medio acuático para entenderlo. En el medio acuático, la velocidad a la que se desarrollan las contracciones musculares es siempre constante ya que la resistencia del agua varia en función de la aceleración que nosotros imprimamos a nuestros movimientos: una mayor velocidad de movimiento en el agua se compensa con una mayor resistencia ofrecida por esta por lo que la velocidad se equipara.
El punto a favor de la natación en este caso es que el movimiento es casi continuo lo que supone una actividad de muy bajo impacto articular sin presencia de movimientos bruscos.
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