Ya está aquí el verano y, con él, el calor. Pero eso no es excusa para dejar de hacer ejercicio y entrenar, ¿verdad? Por supuesto que no. Eso sí, tampoco podemos tomarlo todo a la ligera. El sol puede ser muy peligroso en esta época de año.
Antes de lanzarnos a las calles sin más, es conveniente pararnos a pensar la mejor manera de enfrentarnos al entrenamiento bajo el calor con seguridad. ¡Por supuesto que es posible! Como decimos, solo es cuestión de prepararnos para ello adecuadamente.
Planea tu estrategia temporal, lo más importante
Ante todo, hay que tener en cuenta que el calor es capaz de producir un perjuicio importante en nuestro cuerpo. No debemos tomarlo a la ligera. No, el calor no es bueno para entrenar, ni nos ayudará a cosas como perder grasa. Cuando nuestro cuerpo se calienta demasiado podemos sufrir problemas importantes.
Entre dichos problemas están las insolaciones y los desmayos por calor. Estas pueden resultar muy graves, así que la primera precaución que debemos tomar es no dejar que nuestro cuerpo llegue a altísimas temperaturas. La manera más efectiva es administrando los tiempos.
¿En qué sentido? El primero y más obvio es situando nuestro entrenamiento en las horas más frescas. Las primeras de la mañana o las últimas de la tarde son perfectas. Debemos evitar a toda costa el mediodía, momento en el que el sol está en el punto más álgido y hay menos sombra. Si entrenamos en lugares cerrados, estos tienen que ser frescos y bien aislados. Una zona cerrada, con alta humedad, puede provocar un aumento de calor muy rápido, y se mantiene durante más tiempo, por lo que es mejor evitar este tipo de espacios durante el verano.
Otra cuestión de organización consiste en dividir la sesión de entrenamiento en dos. Esto no quiere decir entrenar dos veces, sino repartir la carga de entrenamiento: por ejemplo, en el caso de que nuestro entrenamiento incluya una parte de cardio y otra de fuerza, es buena idea realizar el cardio a primera hora de la mañana, cuando las temperaturas aún son frescas. El entrenamiento de fuerza, si lo realizamos en el gimnasio, podremos hacerlo en la tarde.
Prepárate contra males mayores
En segundo lugar, pero también importante, está el conjunto de medidas que nos permiten prepararnos contra el calor. Por ejemplo, hidratarnos adecuadamente es imprescindible. El sudor tiene como finalidad rebajar nuestra temperatura. Si perdemos mucha agua, la deshidratación amenaza nuestro bienestar, no lo perdamos nunca de vista. La fruta es una gran aliada en esta época del año (en realidad siempre).
Otra cuestión importante es la protección solar. La radiación solar es el factor más importante en el cáncer de piel. Para poder prevenirlo, además de buscar la sombra, debemos usar un buen protector solar. No subestimemos la protección contra la radiación solar, porque los efectos del radiación pueden ser muy perjudiciales y, muchas veces, se notan a la larga. A nivel de calor también nos afectará, aunque este no se reducirá con el protector, obviamente.
Otro aspecto para el que debemos estar preparados es en materia de ropa deportiva. La ropa adecuada nos ayudará a protegernos del calor. En general, es mejor llevar ropa que nos cubra lo máximo posible pero que transpire muy bien. De esta manera evitaremos la radiación directa, pero dejaremos que el sudor se evapore enfriándonos. Si usamos ropa corta, no debemos olvidarnos del protector.
Escoge el lugar adecuado
Para finalizar, también es importante escoger dónde vamos a entrenar. Si salimos a correr, además del momento, debemos elegir el lugar más adecuado para hacerlo. Es mejor que programemos una ruta con sombras y techado, si es posible. Esto también se aplica a cualquier otra sesión: si podemos hacerlo a cubierto en esta época del año, mejor.
Eso nos lleva a los gimnasios, que se convierten en grandes aliados en el verano: son frescos, acomodados y con los aparatos necesarios para finalizar nuestro entrenamiento. Escoge el que más te guste y aprovechálo, aunque sea durante los meses de máximo calor. Eso sí, no te olvides de todos los consejos anteriores.
Si no necesitamos un gimnasio para entrenar, estamos de suerte: podremos hacerlo en casa. Esto es así porque tenemos todo lo necesario (incluyendo el espacio) o porque nuestro entrenamiento no requiere de mucho material. Por ejemplo, el HIIT es un buen ejemplo de un entrenamiento para realizar en casa sin demasiadas molestias y de forma efectiva.
Para acabar, y aunque no solo relacionado con el lugar, pero sí como algo a tener muy en cuenta, si nos encontramos mal debemos parar de forma inmediata y bajar la temperatura, hidratándonos y poniéndonos a cubierto. Como decimos, esto es importante a la hora de escoger el lugar de entrenamiento, pues podríamos tener un susto y encontrarnos en un lugar inadecuado y que empeore la situación.
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