La práctica de ejercicio físico es algo que recomendamos de manera generalizada para niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. Sin embargo, puede haber momentos y circunstancias concretas de nuestras vidas en los que nos vemos obligados a parar y esto puede sucedernos tanto a aficionados como a profesionales del deporte.
Este es el caso de las personas que sufren de cáncer. Por ello, hemos querido saber cuáles eran las recomendaciones habituales de los profesionales de la oncología en estos casos. Para ello, hemos hablado con la Dra. Juana Sánchez, responsable del grupo de trabajo de Dolor y Paliativos de la SEMG. Ella misma nos ha remitido a información publicada este mismo año por el SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica) con relación al ejercicio en personas que padecen cáncer.
Practicar o no practicar ejercicio durante la quimioterapia
Sabemos que la práctica de ejercicio físico tiene beneficios para reducir el riesgo de padecer diferentes tipos de cáncer. Sin embargo, no sabemos tanto sobre el efecto que hacer ejercicio tiene en la evolución de un cáncer o en su reproducción posterior. Desde la SEOM y, en base a la revisión que hemos enlazado más arriba, existen algunos estudios que señalan un menor riesgo de mortalidad y recaída en pacientes de cáncer que practicaban ejercicio físico antes o después del diagnóstico de cáncer.
Sin embargo, desde la SEOM señalan: "el impacto real del ejercicio físico sobre el riesgo de recaída y la mortalidad por cáncer no está bien definido". Aunque parece que, efectivamente, hay beneficios de la práctica del deporte, en palabras de los elaboradores de esta revisión: "se necesitan estudios de intervención con medidas fiables y objetivas de ejercicio físico en poblaciones homogéneas para confirmar los datos de los estudios observacionales y evaluar el efecto real del ejercicio en el pronóstico del cáncer".
En cualquier caso, existe un nuevo área del cuidado del cáncer conocido como "oncología del ejercicio" que, según explican desde la Sociedad Española de Oncología Médica: "tiene el objetivo de la introducción apropiada y racional de programas de ejercicio en el tratamiento general de los pacientes con cáncer para aprovechar los numerosos beneficios asociados con el ejercicio físico".
En estos casos, se trabajaría de manera colaborativa entre especialistas de la rehabilitación, fisioterapeutas, fisiólogos del ejercicio, oncólogos y radiooncólogos. Lo que sí aseguran es que: "es importante destacar que el ejercicio es factible, efectivo y seguro en pacientes con cáncer durante el curso de la enfermedad". Eso sí, existen recomendaciones específicas y concretas para los diferentes momentos de la enfermedad
Qué tipo de ejercicio practicar, cuándo y cómo
Desde la SEOM especifican: "los programas de ejercicios en pacientes con cáncer son factibles a lo largo del curso de la enfermedad, incluido el período prequirúrgico, durante el tratamiento médico antitumoral adyuvante (incluida la quimioterapia) y en los sobrevivientes de cáncer".
En cualquier caso, indican que la dosis-respuesta al ejercicio y el mejor tipo de ejercicio en términos de duración e intensidad siguen sin estar claros. Esto dificulta un poco el momento de ofrecer recomendaciones y/o pautas concretas a los pacientes y la supervisión del mismo.
Por ello, desde este análisis del SEOM recomiendan: "diferenciar entre pacientes que claramente necesitan asesoramiento especializado - de un especialista en ejercicio oncológico - (como aquellos en tratamiento activo o pacientes metastásicos, y todos los pacientes con efectos secundarios que los limitan físicamente) y pacientes que no lo necesitan (supervivencia con efectos secundarios limitados)".
Es decir, el estado del paciente determinará si es mejor recibir asesoramiento concreto o no. En el caso de los segundos: "el control de los pacientes por parte de médicos informados podría ser suficiente para lograr resultados razonables". Para estos pacientes, actividades como alcanzar los 10.000 pasos podrían ser un objetivo perfectamente razonable, según indican desde la Sociedad Española de Oncología Médica.
Además de eso, otras actividades como 30 minutos de ejercicio aeróbico tres veces al día en intensidad moderada, 25 minutos de este tipo de ejercicio dos veces a la semana en intensidad alta, o 25 minutos de ejercicios de fuerza, una vez a la semana, serían buenas opciones.
Los beneficios del ejercicio físico durante el tratamiento dependiendo del momento
Dependiendo del momento de la enfermedad en la que nos encontremos, las recomendaciones y necesidades serán diferentes. De nuevo, y como indican desde la SEOM, probablemente necesitemos las recomendaciones de un experto en ejercicio oncológico ya que otras variables como si existen comorbilidades como enfermedades cardíacas, problemas metabólicos, condiciones físicas específicas, efectos secundarios incapacitantes, etc., influirán en las recomendaciones.
En cualquier caso, esta revisión que nos facilitan desde la SEOM y podéis encontrar enlazada al principio, da algunas recomendaciones en base a la fase de la enfermedad, basada en las evidencias actuales.
Ejercicio físico antes de una operación
En este caso, señalan lo siguiente: "el entrenamiento prequirúrgico de alta intensidad en pacientes con cáncer es factible y eficaz para mejorar la aptitud cardiorrespiratoria". Esto es especialmente importante en pacientes que necesitarían conseguir un VO2 específico antes de enfrentarse a una cirugía. En lo que al ejercicio concreto se refiere, indican lo siguiente: "la intervención se basó en ejercicio aeróbico de alta intensidad (ciclismo) del 50 al 100% del VO2 pico durante 30 min, 5 días a la semana".
Ejercicio físico durante la quimioterapia
De nuevo, la práctica de ejercicio durante la quimioterapia sería efectiva y segura - aunque siempre necesitaremos consultar con nuestros médicos -. Lo que indican desde la SEOM, en base a las evidencias científicas es que: "a pesar de la agresividad de las terapias contra el cáncer, la mayoría de los pacientes tolera bien el ejercicio de intensidad media a alta y los diferentes tipos de intervenciones con ejercicios".
"Los programas de ejercicio concomitantes con la quimioterapia neoadyuvante generalmente se enfocan en mejorar el nivel de VO2 pico o mantenerlo en el rango basal después del tratamiento del cáncer" señalan desde la SEOM, de manera que sepamos en qué se centraría el ejercicio físico durante la quimioterapia.
Estas intervenciones suelen estar basadas en la práctica de ejercicio al menos tres días a la semana, de 30 a 60 minutos en intensidades variables. En cualquier caso, algo en lo que se hace hincapié es en cuándo empezar la práctica de ejercicio: "las intervenciones de ejercicio concomitantes con la terapia adyuvante deben tener en cuenta un momento de inicio seguro para asegurarse de que las heridas quirúrgicas estén completamente cicatrizadas".
Ejercicio físico en personas con metástasis avanzada
El mantenimiento de una calidad de vida lo mejor posible en personas que tienen metástasis avanzada es una de las mayores preocupaciones. El ejercicio físico podría ayudar con eso: "el ejercicio es una herramienta segura y eficaz para mejorar el estado físico y la capacidad funcional, la fuerza, la calidad de vida y la fatiga" en esta fase, según indican en esta revisión de la Sociedad Española de Oncología Médica. Actividades como caminar durante 6 minutos a intensidad media, podrían ayudar.
Ejercicio en supervivientes de cáncer
Igual que anteriormente, la SEOM nos señala las ventajas de ejercicio físico: "es bien sabido que los sobrevivientes de cáncer obtienen una mejora en la calidad de vida, la composición corporal y la condición física con el ejercicio". En cualquier caso, la clave estaría en descubrir cuánto ejercicio sería necesario para conseguir estos beneficios ya que: "los supervivientes de cáncer tienen una reducción importante en su capacidad física después de la terapia del cáncer".
Es por ello que la recomendación es una reducción en la intensidad del ejercicio al comienzo del entrenamiento, por ejemplo, de 41–64% de VO2max. En cualquier caso, señalan: "el entrenamiento de alta intensidad es factible, seguro y eficaz para los pacientes con cáncer, y es probable que un tiempo de entrenamiento más corto sea suficiente para obtener beneficios, que deben tenerse en cuenta en la implementación de estrategias de ejercicio".
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