Todos sabemos (no descubro nada nuevo) que el ejercicio físico es saludable y altamente recomendable. Está reconocido y avalado como método de prevención de muchas patologías y también como tratamiento. No obstante, sabemos que también somete al organismo a estrés, y está implícito en todo ejercicio físico un aumento del riesgo de sufrir lesiones, ya sean esguinces, traumatismos, roturas musculares o ligamentosas…
Ya sea ejercicio físico o deporte, el someter a músculos y articulaciones a un esfuerzo intenso que requiera levantamiento de cargas, carreras, saltos, giros, gran solicitación de la acción de músculos y articulaciones, riesgo de caídas, golpes y otros riesgos hace que el ejercicio físico sea un importante generador de lesiones.
¿Esto qué quiere decir? ¿Que mejor que nos quedemos en el sofá? Sin duda esta no es la solución, puesto que está demostrado que el sedentarismo, unido a otros malos hábitos como una incorrecta alimentación, reduce la esperanza de vida y aumenta el riesgo de sufrir enfermedades, sobre todo las de tipo cardiovascular. Por lo tanto podemos decir que el ejercicio físico es saludable en cierta medida, que previene y cura muchos males, pero que nos expone a otros.
Prevención de lesiones
Como hemos dicho antes, el ejercicio físico y la actividad deportiva predispone a unas lesiones, pero evita otras muchas enfermedades. La ventaja que podemos añadir al ejercicio físico es que tiene muchos más beneficios que costes en cuanto a enfermedades y lesiones (siempre hablamos de no profesional, ojo, que el mundo de la competición de élite ya no es tan saludable), pero también tenemos lo positivo de que ciertas lesiones deportivas se pueden prevenir.
Entrenamiento adecuado: Antes de pasar a actividades más intensas, hay que progresar poco a poco. No puedes jugar un partido de fútbol de 90 minutos con los amigos si llevas 5 años sin jugar y estas en muy baja forma física. Mejor empieza a entrenar poco a poco, para no llevarte un susto. La constancia es la clave, eso ya lo sabemos, pero hay a quien se le olvida.
Pulir la técnica: En el deporte del tipo que sea así como en el ejercicio aeróbico, fitness, musculación… La técnica lo es todo, o al menos, casi todo. Empezar de forma muy básica para aprender bien la técnica y luego ir aumentando la dificultad ayudará a que la progresión sea a la larga más rápida y más segura.
Cuida tu postura: Muy relacionado con lo anterior, aunque en un sentido más amplio. No tiene sentido que tengas una técnica perfecta haciendo el ejercicio si luego cojes las mancuernas de cualquier manera, con riesgo de lesionarte, a la larga, brazos, dedos o espalda.
No ignorar los avisos: El dolor, cansancio exagerado, calambres, pinchazos… Son síntomas que muchas personas notan al hacer ejercicio, pero, si no son completamente limitantes que te obliguen a quedarte quieto, solemos no tenerlos en cuenta. Estos avisos pueden indicar que algo falla, pero que todavía no está muy mal. Más vale hacerles caso y acudir a que nos revise un profesional que esperar a que la lesión sea ya seria y requiera un tratamiento más complejo.
No temas al médico: Hay quien solo acude al médico o al fisio cuando ya está con dolores que le impiden hasta respirar. No hay que ir cada vez que te moleste algo, porque está implícito en el ejercicio que te va a generar molestias, pero los avisos, si son muy continuados, son señal de que algo está fallando. Acudir al profesional sanitario de forma temprana ayudara a que la lesión, en caso de existir, no vaya a más.
Medidas de protección: Acudir a tu médico o fisio te puede ayudar en temas, por ejemplo, para que te recomienden el uso de vendajes, rodilleras, tobilleras y otras medidas que pueden ayudarte a practicar ejercicio minimizando el riesgo de lesión.
Material adecuado: Si haces ejercicio por aficion, no hace falta que te compres un equipo de élite, pero tampoco puedes ir a entrenar de cualquier manera. Sobre todo porque hay materiales en los que no se puede ahorrar: por ejemplo, un calzado adecuado te asegurará evitar lesiones en pie, tobillo y rodilla. Es una inversión para tu salud y te ayudará además a mejorar tu rendimiento.
No entrenes “a medias”: Hay quien solo corre, hay quien solo levanta peso, hay quien solo entrena piernas… El ejercicio debe buscar beneficiar a todo el cuerpo, lo cual, además, ayudará a que todas las regiones estén fuertes y preparadas para responder ante estímulos intensos, tan habituales en el deporte y el ejercicio físico.
Sentido común: Muchos pensaréis que no he dicho nada nuevo, que todo lo que he escrito es más por sentido común que por conocimientos técnicos. Os digo que estáis en lo cierto. El sentido común debe ir siempre con nosotros a la hora de prevenir lesiones.
Por desgracia, muchas veces nos lo dejamos en casa: cuando estamos tres semanas con dolor en la rodilla después de un crujido al hacer deporte y no vamos al médico, cuando levantamos más peso del que podemos con una técnica horrible, pensando en lucir palmito y olvidando de que la espalda puede hacer “crack”, utilizando un calzado que aprieta para correr, o estrenando calzado el día de una prueba deportiva… Todos estos errores se siguen cometiendo, y es muy fácil ponerles remedio. Solo tenemos que pararnos a pensar unos segundos, y veremos que existen muchas formas sencillas de reducir el riesgo a una lesión deportiva.
Imagen | Claudio Gennari