En una primera entrega del ejercicio en mujeres embarazadas, os contamos los distintos beneficios, la respuesta fetal y algunos cambios mecánicos que producía el entrenamiento y en una segunda entrega concretamos más acerca de los cambios mécanicos y sus adaptaciones. Para completar el ciclo, hoy os vamos a contar algunas contraindicaciones, pautas y conclusiones del ejercicio en mujeres embarazadas.
Es interesante conocer no solo los beneficios y los cambios que se producen en el organismo cuando una mujer se encuentra en estado, sino también saber cuáles son las contraindicaciones que puede tener el ejercicio y qué pautas son las más idóneas a seguir en cada caso.
Contraindicaciones para la práctica de ejercicio
Todas aquellas mujeres embarazadas que no tengan ninguna complicación médica u obstétrica, pueden seguir realizando ejercicio físico durante el embarazo y beneficiarse de las ventajas que ofrece el realizarlo tanto para su salud y condición física como para la del bebé.
No obstante, existen una serie de contraindicaciones para la práctica de ejercicio físico en el caso de las mujeres embarazadas, que pueden poner en riesgo su salud o la del futuro neonato, entre ellas podemos destacar las siguientes:
- Hipertensión inducida por el embarazo, también conocida como preeclampsia.
- Rotura de membranas.
- Contracciones prematuras en el embarazo actual.
- Hemorragia persistente pasadas 12 semanas.
- Dilatación del cuello del útero antes de lo que estaba previsto, insuficiencia cervicouterina.
- Cardiopatía o neumopatía restrictiva importantes.
- Embarazo múltiple, que conlleva el riesgo de parto prematuro.
- Bloqueo del cuello del útero por la placenta pasadas 26 semanas.
Estas son las contraindicaciones principales, pero existen otras que debería valorar el médico, entre las que se encuentran, diabetes tipo 1 poco controlada, crisis epilépticas, hipertensión o hipertiroidismo, estilo de vida muy sedentario, anemia, tabaquismo, bronquitis y otras tantas.
Además de esto, es interesante controlar que durante el ejercicio, la mujer no tenga ninguna de las siguientes afecciones:
- Cualquier signo de secrecón de sangre por la vagina.
- Disnea antes del esfuerzo.
- Dolores de cabeza o mareos inexplicables.
- Dolor en el pecho, debilidad muscular, dolor en las pantorillas, pérdida de líquido amniótico.
Pautas para el ejercicio en embarazadas
Hay una serie de pautas generales para que la práctica de ejercicio en mujeres embarazadas sea lo más segura posible, entre estas pautas podemos encontrar principalmente las siguientes:
- Realizarse una revisión médica antes de comenzar a practicar ejercicio.
- Practicar ejercicio físico a un nivel cómodo en el cual se pueda mantener una conversación.
- Si se tiene fiebre, no practicar ejercicio físico.
- Acudir a un médico si se produce cualquier hemorragia, secreción importante o hinchazón en la cara o las manos.
- Evitar tumbarse de espaldas después del tercer mes.
- Evitar el estiramiento hasta el punto de sentir molestias.
- Llevar calzado adecuado y vestirse con varias capas de ropa.
- Utilizar siempre un equipo en buen estado.
- Mantener la hidratación bebiendo suficiente agua y evitar hacer ejercicio en condiciones de calor y humedad.
- Evitar la fatiga y el sobreentrenamiento.
Recomendaciones de ejercicios y conclusión final
Es recomendable realizar al menos 15 minutos al día de actividad física de intensidad moderada, al menos tres días a la semana, aunque preferiblemente los siete días de la semana, e ir aumentando gradualmente el tiempo de actividad física hasta llegar a unos 30 minutos diarios.
El entrenamiento de fuerza de los principales grupos musculares siempre puede realizarse mientras que se utilice una resistencia que permita realizar entre 12 y 15 repeticiones, y evitando que se produzcan contracciones isométricas.
También se debe evitar cualquier ejercicio en posición de decúbito supino después del primer trimestre, al igual que no se debería continuar el ejercicio más allá del punto de fatiga y ** nunca se debería alcanzar un nivel alto de agotamiento.**
Una forma de reducir el riesgo de lesión y continuar el programa de ejercicio es favorecer actividades físicas dinámicas y rítmicas, como pedalear en una bicicleta estática o caminar. Es importante intentar no practicar aquellos deportes en los que exista posibilidad de que se produzca un traumatismo abdominal o que se pierda el equilibrio, como por ejemplo el fútbol, baloncesto, montar a caballo, el buceo, el patinaje, el ciclismo de exterior y el entrenamiento pliométrico.
Se debe intentar evitar el incremento elevado de la temperatura corporal manteniendo una hidratación adecuada antes, durante y después del ejercicio y eligiendo una ropa apropiada y un entorno ambiental óptimo durante el ejercicio.
Así que, es interesante que las mujeres embarazadas practiquen ejercicio físico, debido a los grandes beneficios que este puede proporcionar tanto a nivel cardiorrespiratorio como a nivel musculoesquelético.
Bibiliografía | Manual NSCA - Fundamentos del entrenamiento personal
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