El proceso de envejecimiento va mermando poco a poco las capacidades del ser humano. Uno de estos procesos fisiológicos es por ejemplo el cambio hormonal, que junto con la inactividad física de la tercera edad provocan una considerable atrofia muscular.
Por ello tiene tanta importancia la actividad física en la tercera edad. Y en concreto hablamos del entrenamiento con cargas, sí, el entrenamiento con pesas. La evidencia científica habla por sí sola y nos muestra que el aumento de la calidad de vida de las personas mayores debido al entrenamiento con cargas es un hecho.
Ya desde la década de los 40 y hasta los 60 el hombre pierde un 20% de su masa muscular. A la edad de 70, la mayoría de la gente no puede levantar 10 pounds por encima de la cabeza. Esto se debe a esa perdida de la masa muscular (sarcopenia) provocando una perdida de la fuerza y de la potencia. Esta atrofia muscular poco a poco va reduciendo la movilidad y la calidad de vida al mismo tiempo que se incrementan el riesgo de caídas y fracturas óseas.
Investigadores brasileños demostraron en un estudio que el entrenamiento de potencia, es decir, trabajar con cargas a velocidades altas en la fase concéntrica, es un método eficaz para aumentar la masa muscular y mejorar la fuerza y la potencia.
En el estudio que llevaron a cabo compararon entre el entrenamiento tradicional con una velocidad normal – 2-3 segundos fase concéntrica y 2-3 segundos fase excéntrica – con el entrenamiento de potencia – 1 segundo fase concéntrica y 2-3 segundos fase excéntrica -.
Como se podía esperar el incremento de la potencia era de 3 a veces mayor en el grupo de entrenamiento con mayor velocidad. El incremento en la masa muscular y en la fuerza también era ligeramente mejor en el grupo de potencia. Esto puede ser debido a la mayor susceptibilidad de las fibras rápidas de aumentar su tamaño.
La conclusión del estudio es que el entrenamiento de potencia es un método efectivo para recuperar la masa muscular e incrementar la fuerza y la potencia en personas mayores. En consecuencia, menor riesgo de caídas y fracturas y mayor calidad de vida.
Referencia I International Journal Sports Medicine, publicado online. Febrero 2009
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