Cuando no dormimos bien solemos asociarlo a estrés, horarios de sueño irregulares por el trabajo, uso de pantallas antes de dormir o incluso al consumo de bebidas energéticas.
Aunque todo esto afecta y alguno de estos factores, o todos ellos juntos, podrían ser la causa principal, lo cierto es que el ejercicio físico que practicamos o incluso el que no practicamos también pueden tener que ver.
En este artículo te explicamos la importancia de entrenar con pesas para dormir mejor.
¿Cuánto deberíamos dormir cada noche?
Cualquier referencia que podamos dar es eso mismo, una referencia, por lo que deben leerse con cautela entendiendo que lo más apropiado es individualizar según la persona y circunstancias. Los extremos van desde las 17 horas en los recién nacidos hasta las 7 horas en los adultos con más de 65 años.
Entre ambos extremos nos encontramos las siguientes referencias:
- De uno a dos años, se recomienda dormir de 11 a 14 horas.
- De tres a cinco años, se recomienda dormir de 10 a 13 horas.
- De seis a trece años, se recomienda dormir de 9 a 11 horas.
- De 14 a 18 años, se recomienda dormir de 8 a 10 horas.
- De 19 en adelante, se recomienda dormir de 7 a 9 horas.
Estar dentro de estas recomendaciones te va a permitir recuperarte de los entrenamientos así como a asimilar lo aprendido durante el día.
La importancia de entrenar con pesas para luchar contra el insomnio
Dentro de nuestros biorritmos, es decir, dentro del reloj biológico interno que todos tenemos, debe haber espacio para el ejercicio físico, en concreto para el de fuerza. Evolutivamente tiene todo el sentido del mundo aunque ese tipo de relatos ancestrales carezcan muchas veces de sentido en el siglo XXI.
Somos el resultado de unos antepasados que tenían que trabajar duro a diario para sobrevivir, y eso implicaba esfuerzo físico. Ahora las condiciones no son las mismas ni de lejos pero la necesidad de entrenar y seguir adaptados a circunstancias adversas sigue siendo imperante, aunque estas circunstancias nunca se den.
Además, todo esto es por una cuestión de salud ya que el entrenamiento de fuerza nos ayuda a manejar el estrés, controlar el azúcar en sangre, fortalecer nuestro sistema inmunitario, aumentar nuestra masa muscular y densidad mineral ósea y, a lo que hoy nos ocupa: mejorar la conciliación del sueño y calidad de este.
De esta manera entrenar es importante, igual de hecho que factores como comer cuando tenemos hambre o que nos de la luz del sol nada más despertar o que nos expongamos a la penumbra conforme se acerca la noche, es decir, huyendo de pantallas electrónicas.
Se ha investigado mucho sobre el papel del entrenamiento en el sueño y las conclusiones, aunque a veces contradictorias, determinan que el entrenamiento regular mejora tanto la conciliación como la calidad del mismo. Las contradicciones se centran sobre todo en el momento en el que se desarrolla el entrenamiento así como la intensidad de este ya que dependiendo de estos dos factores el efecto sobre el sueño puede ser positivo o no.
Hay que tener en cuenta entonces que si entrenamos muy cerca de nuestra hora de sueño, sobre todo con gran intensidad, nuestra conciliación del mismo puede peligrar así como su profundidad. Lo ideal es entrenar por la mañana o por la tarde, dejando unas horas de margen antes de dormir. Si por un casual nos vemos obligados a entrenar antes de dormir comprueba hasta que punto te afecta y si lo hace, reduce un poco la intensidad, por ejemplo no llegando al fallo muscular.
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