La vergüenza, un impedimento a la hora de desarrollarnos en el gimnasio

Todos en nuestra vida hemos tenido siempre una primera vez. Lo mismo nos ha sucedido a todos los que hemos acudido a un gimnasio por primera vez, y es que siempre hay que saber dar este paso. A la hora de tomar la decisión de entrar en un gimnasio para muchas personas esto representa un obstáculo, pues por su forma de ser sienten vergüenza por el qué dirán y por creer que todo el mundo va a estar pendiente de ellos, y es que la vergüenza es un obstáculo a la hora de progresar en los entrenamientos.

No solo los recién llegados al gimnasio sienten vergüenza a la hora de entrenar, sino que muchos de los que ya están dentro hacen de ella su buque insignia a la hora de afrontar sus rutinas de trabajo muscular. Esto se debe a que para muchos el miedo al ridículo pesa más que el trabajo bien realizado, y es que no debemos estar pendientes de la opinión de los demás, y mucho menos cuando vamos a entrenar. Lo que debe prevalecer es la realización correcta de los ejercicios sin pensar en el qué dirán.

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Antes hemos citado a las personas que van por primera vez a un gimnasio, y es que ellas son las que suelen tener más vergüenza, ya que no están familiarizadas con los ejercicios ni las rutinas y esta novedad es la que les hace sentirse inseguros, ya que no tienen el control sobre lo que hacen. Esta vergüenza del principio suele ser la causa por la que muchos abandonan los entrenamientos prematuramente. Para evitarlo es necesario que realicemos ejercicios sencillos que nos permitan familiarizarnos con las máquinas y los movimientos y no nos sintamos ridículos haciendo algo que no entendemos ni sabemos para qué sirve. Junto a esto es importante que nos mentalicemos de que no todos tenemos la misma capacidad física, por lo que recomendamos no fijarnos en lo que hacen los demás en el gimnasio, sino solo en lo que hacemos nosotros.

Pero la vergüenza, a pesar de parecer raro, es algo que también acompaña a muchos que ya llevan tiempo entrenando, y es que hay personas que no logran centrarse y siguen más pendientes de lo que piensen los demás que de su propio desarrollo. Por norma general esta vergüenza lo que hace es ser un impedimento a la hora de conseguir buenos resultados y progresos en los entrenamientos, y es que las personas que la padecen nunca se atreverán a innovar y hacer ejercicios diferentes por miedo al ridículo. Estas personas permanecerán repitiendo las mismas rutinas una y otra vez, acostumbrando a los músculos a unos ejercicios y evitando el desarrollo de estos. Es importante que dejemos de lado los prejuicios y los miedos a la hora de entrenar, y es que es necesario innovar y realizar ejercicios y movimientos nuevos pata poder seguir progresando en los entrenamientos y el desarrollo global del cuerpo.

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