Durante estos últimos meses, tanto durante el confinamiento, como una vez que se empezó a salir a la calle o volvieron a abrir los gimnasios, la recomendación ha sido seguir realizando ejercicio físico. No solo porque es un punto clave para el cuidado de nuestra salud, si no porque nos ayudaría a distraernos, y a aliviar el estrés derivado de de la situación mundial.
También se da por supuesto que, cuando padecemos el virus y estamos mostrando síntomas, incluso aunque sean leves, como fiebre, tos o dolor muscular, no deberíamos ni tenemos ganas de hacer deporte. ¿Pero qué ocurre con las personas asintomáticas? Tanto si, a pesar de no presentar síntomas claramente, hemos sido diagnosticados con COVID como si no hemos tenido ni siquiera diagnóstico, es importante que sepamos si es buena idea hacer ejercicio estando contagiados.
Para saber todo lo que necesitamos hemos hablado con la doctora Raquel Blasco (@RaquelBlascoR), Doctora en Medicina Internista, profesora de Ciencia de la Salud y experta en salud deportiva.
Ser asintomáticos es, también, estar enfermo
Lo primero que debemos recordar es que, si tenemos un positivo en COVID-19, presentemos síntomas o no, debemos quedarnos en casa confinados hasta que volvamos a dar negativo. Esto quiere decir que, por muy asintomáticos que seamos, no podemos hacer ejercicio fuera de casa, ni siquiera con mascarilla.
En este sentido, la Dra. Blasco nos indica: "cuando uno es portador (del virus) está enfermo. (Los asintomáticos) tienen la bendita fortuna de que o bien la carga vírica o bien el efecto en nuestro sistema inmunitario no son lo suficientemente importantes como para darse el desarrollo de la enfermedad, pero eso no quita que estemos enfermos. Esto significa portador y contagiante para los demás." Por lo tanto, debemos tener responsabilidad sobre nuestros actos para con nuestra salud y la de los demás.
Qué variables hay que tener en cuenta para decidir si hacer ejercicio no
Algo que nos indica Raquel Blasco es que se trata de un virus nuevo, relativamente desconocido, sobre el que todavía no tenemos suficiente información. Ni sobre él como virus, ni sobre su efecto en nuestro organismo: "vamos conociendo cosas, pero lo desconocemos todo. Por ello, en el estamos intentado aplicar las mismas medidas de sentido común, de epidemiología y de inmunidad que conocemos de otro virus que pueden ser parecidos a él, pero que insisto, desconocemos que sean completamente exactos al 100%.".
En este sentido, indica que para dar las recomendaciones y consideraciones necesarias sobre deporte y COVID, se suele comparar con algún coronavirus de su estirpe que hiciera las mismas alteraciones en los órganos diana que consideramos más relevantes a la hora de ejercitarnos: "fundamentalmente el sistema respiratorio, el cardiovascular y, tercero, osteomuscular y articular, sobre todo muscular". Además estaría el sistema inmunitario "como jefe y coordinador de todo" nos indica la doctora.
Hacer o no hacer ejercicio en casa
Aunque seamos asintomáticos, es posible que el virus del que somos portadores, haya afectado alguno de los órganos o sistemas antes mencionados. Y por ello hay ciertas cosas que debemos tener en cuenta. La experta en salud deportiva nos indica que lo que se sabe hasta ahora es que el COVID-19 tiene una apetencia especial hacia el sistema respiratorio, uno de los más relevantes para nuestra actividad física: "pero esta apetencia especial que tiene no depende demasiado de la inmunidad del individuo, sino de la carga vírica que haya recibido".
Esto quiere decir que una persona incluso asintomática también tenga manifestaciones respiratorias aunque sean muy leves, según señala la doctora: "el individuo que se ha infectado, aunque sea asintomático, es posible que tenga manifestaciones respiratorias aunque sean mínimas". En cualquier caso, la Dra. Blasco señala que estas manifestaciones seguramente limiten muy poco la actividad deportiva y la actividad física intensa desde el punto de vista del aparato respiratorio. Pero nos aclara: "una cosa es que afecte muy poco y otra cosa es que sea conveniente realizar ejercicio".
Y es que ahora entramos en el sistema cardiovascular y aquí la cosa cambia un poco. En este sentido, la doctora no es explica que es altamente improbable que el sistema cardiovascular esté incólume en una persona infectada con COVID-19: "y es que no depende solo de la carga vírica, si no del estado inmunitario de la persona". Al contrario de lo que ocurría con el sistema respiratorio.
"Una persona es materialmente imposible que no se haya defendido (su sistema inmunitario) con la suficiente firmeza - a veces incluso pasándose de frenada - y haya habido manifestaciones inflamatorias en su sistema cardiovascular" indiaca Raquel Blasco.
En el caso del sistema osteomuscular la COVID parece comportarse de manera de manera similar al cardiovascular: "las mayores manifestaciones físicas se van a dar cuanto mayor haya sido la carga vírica y cuánto mayor haya sido la defensa inmunológica" indica la doctora.
En este sentido, la Dra. Blasco nos indica que son las personas jóvenes las que más están mostrando esta fatiga muscular - aunque hay explicaciones como la de la mayor mortalidad en adultos mayores que influyen - y nos recuerda que el corazón es el músculo más importante. Esto puede suponer miocarditis en algunas personas.
"La miocarditis en pacientes jóvenes la estamos viendo ya en consulta. Pero es verdad que se está viendo en aquellos pacientes que, aunque sean han tenido alguna manifestación clínica aunque sea leve. En asintomáticos, hasta ahora, no tenemos ninguna serie" indica la doctora, pero matiza: "pero no tenemos series de nada, prácticamente. El que no tengamos serie de esto es solo una más que tenemos que tener ahí en radar para ver qué pasa".
De hecho, ella indica que a sus pacientes les informa de qué puede ocurrir en sus cuerpos si han tenido esta infección - aunque haya sido sin síntomas - para que estén pendientes y puedan poner en valor cualquier manifestación aunque sea pequeña. En definitiva, la doctora explica que es altamente improbable que un asintomático vaya a pasar sin absolutamente ninguna manifestación clínica - excepto las respiratorias - y, por tanto, esto ya restringe a la hora de hacer ejercicio.
La importancia del sistema inmunitario
"Cuando nosotros hacemos una actividad física, entre moderada e intensa, se lanzan al torrente circulatorio unas sustancias del sistema inmunitario que llamamos natural killers. Estas son inespecíficas y se cargan todo, les da igual que sea bueno o malo, que van un poco a lo bruto, pero saben lo que hacen. Estas se van a mantener elevadas en el sistema circulatorio mientras realizamos la actividad física" señala Blasco.
Esto puede resultar beneficioso porque cuando paramos, estas sustancias vuelven a su situación basal, distribuyéndose en aquellos órganos y sistemas donde pueden ser utilizadas: "donde sea: músculos, bazos, cerebro, bazo, incluso en tejidos tumorales" señala la doctora. El problema viene cuando el ejercicio físico es demasiado intenso y muy prolongado en el tiempo, ya que estas sustancias no pueden volver a sus situación basal.
Es por ello que la doctora indica que: "un ejercicio físico excesivo - y es excesivo dependiendo del estado de forma física del individuo - puede pasar de ser inmunoestimulante a inmunodepresor, que es lo que tenemos que evitar". Esto se puede aplicar a la hora de hablar del deporte en pacientes asintomáticos.
Ejercicio en casa siendo asintomáticos, sí o no
En este caso la doctora nos indica que hay que especificar a qué nos referimos con paciente asintomático, ya que recordemos que es difícil pasar sin ninguna manifestación clínica. Por ello, en este caso, hablaríamos de que: "han sido tan pocas sus manifestaciones físicas que lo podríamos considerar casi asintomático porque ni siquiera se acuerda de ello" indica la doctora. En este caso, ella sí recomienda el trabajo aeróbico.
El motivo es el siguiente: "es el trabajo menos agresivo para el sistema inmunitario y es a este al que hay que mimar ahora para que siga sirviéndonos de inmunoprotector" recuerda la doctora. La intensidad recomendada es una que no alcance el 85% de la capacidad aeróbica del individuo en cuestión, unas cuatro veces a la semana durante 45 minutos - sin pasarnos de una hora - según las indicaciones de la Dra. Blasco.
En el caso del trabajo interválico, indica que podemos hacerlo también, siempre que el 50% del tiempo sea esfuerzo que pase el 85% y el doble de tiempo esté dedicado a recuperar. La recomendación concreta que ella nos hace es: "trabajo aeróbico 3/4 veces por semana; trabajo de HIIT 1 o 2 veces por semana, y las tres veces por semana que nos quedan no hay que olvidar la fuerza".
La doctora nos señala que entrenar la fuerza es casi obligatorio: "ayudará a liberar en el músculo miocinas que van a facilitar que la inmunidad esté mejor, si no que activan y mantienen alimentadas a las sustancias natural killers de las que hablábamos antes". Eso sí, nos pone en alerta, y nos recuerda que no deberíamos entrenar fuerza máxima: "realizar trabajo que sea entorno al 70-75, incluso el 80% de tu fuerza máxima trabajando grandes grupos musculares durante al menos 30 hora". Aunque lo ideal sería unos 45 minutos con pausas, indica Blasco.
En definitiva, ejercicio en asintomáticos sí, pero sin olvidarnos, para empezar, de que no podemos salir a la calle y, después, de que aunque no lo notemos seguramente tengamos alguna manifestación clínica. Por lo que será necesario e importante que adaptemos nuestra actividad física a lo que realmente necesitamos.
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