La razón por la que sentimos quemazón cuando entrenamos un músculo

Todos hemos experimentado esa sensación de quemazón o ardor que se produce cuando estamos entrenando a altas intensidades. Esta sensación es la que prácticamente nos obliga, queramos o no queramos a cesar la actividad o al menos nos sirve de aviso de que estamos trabajando por encima de umbrales que no son sostenibles durante tiempos prolongados..

En este artículo te explicamos la verdadera razón que provoca esta sensación de ardor en nuestros músculos.

¿Qué sucede cuándo entrenamos a altas intensidades?

En reposo el pH sanguíneo se mantiene en torno a 7.4, es decir, ligeramente alcalino. En cambio, cuando la intensidad durante la actividad física aumenta por encima del 50% este pH comienza a descender incluso por debajo de 7.0 e incluso hasta 6.5, lo que acidifica en gran medida el entorno celular.

Esto se debe a que durante la actividad física vigorosa se liberan continuamente iones de hidrógeno (H+) fruto del catabolismo de los carbohidratos que produce lactato, del de lípidos que produce ácidos grasos y cuerpos cetónicos y de las proteínas que produce ácido fosfórico entre otros.

La acidez provocada inhibe la enzima fosfofructoquinasa la cual fosforila a la fructosa 6-fosfato en el proceso de la glucólisis. Este es un paso de suma importancia dentro de la cascada de eventos que forman parte del proceso en el que se obtiene glucosa a partir de glucógeno. Cuando se inhibe esta enzima, comienza a aparecer la fatiga.

¿Qué mecanismos tiene nuestro cuerpo para contrarrestar la acidez muscular?

Existen mecanismos fisiológicos de tamponamiento de pH que prevén estas eventualidades. Los más importantes involucran a la carnosina e incluyen el sistema bicarbonato-ácido carbónico y el del fosfato, este último de gran relevancia a nivel intracelular.

Suplementos como el bicarbonato o la beta-alanina apoyan especialmente dos de estos sistemas.

Pero, ¿por qué sentimos ardor cuándo llevamos la intensidad del ejercicio al límite?

Lo que tradicionalmente se ha señalado como causa es la acumulación de lactato y la incapacidad del cuerpo de aclarar este lo suficientemente rápido. Pero no, esta no es la razón.

Como hemos mencionado, durante la actividad física de alta intensidad se producen fugas de protones de hidrógeno. La acumulación de estos provoca la activación de nociceptores específicos de las neuronas sensoriales próximas. Estos nociceptores expresan un tipo de canales llamados canales iónicos sensibles a ácidos o ASICs por sus siglas en inglés (acid-sensing ion channels). Estos iones de hidrógeno que comentábamos son capaces de unirse a estos canales y provocar respuestas neuroquímicas dolorosas. La exposición a mordeduras o picaduras de animales venenosos como arañas, serpientes o medusas también estimula estos canales, a través de los cuales sentimos dolor.

Estos mecanismos no son más que una forma de protección ante el incremento repentino de la acidez, ya hablemos de la provocada durante el ejercicio o la provocada por la exposición a diferentes tipos de venenos.


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