El Yoga puede ayudar a aliviar los síntomas depresivos y mejorar nuestra salud mental: cinco posturas para empezar a practicarlo

Durante estos meses de confinamiento, las afecciones de salud mental parecen haber aumentado. Encontrar un alivio a estos síntomas puede ser de gran ayuda - además de buscar consejo profesional - durante los próximos meses, de manera especial.

Desde hace tiempo ya sabíamos que el Yoga es de una actividad física excelente para ayudarnos a manejar los altos niveles de ansiedad o de estrés. Pero, en lo que a salud mental se refiere, parece que todavía hay más que puede hacer por nosotros.

Un estudio publicado recientemente en British Journal of Sports Medicine señala que la práctica de Yoga estaría asociada con una reducción de los síntomas depresivos. Pero no solo en personas que padecen depresión, sino también en quienes padecen otros problemas de salud mental que pueden cursar con síntomas depresivos, como ansiedad, estrés postraumático o esquizofrenia, entre otros.

Para ello se realizó un metaanálisis y una revisión sistemática. En total, se analizaron 32 estudios diferentes, con más de 1.700 participantes. Los tipos de Yoga practicados por los participantes de los diferentes estudios analizados eran Hatha Yoga, Vinyasa Yoga, Kundalini Yoga, y Kripalu Yoga, y realizan entre una y tres sesiones a la semana de entre 20 y 90 minutos.

Lo que encontraron es que el Yoga parecía ofrecer beneficios en la reducción de los síntomas depresivos, más allá de los ya ofrecidos por la terapia, también en personas con otras causas de salud mental. Además, los resultados parecen señalar que existe correlación positiva entre el número de sesiones de Yoga realizadas semanalmente y las mejoras. Por ello, junto a una terapia psicológica adecuada y el tratamiento indicado por nuestro médico, la práctica de Yoga parece resultar de gran ayuda.

Cinco posturas para comenzar a practicar Yoga

El niño (Balasana)

Una de las posturas más gustosas y sencillas de realizar. Nos permite estirar toda la espalda y relajar el cuerpo, ya que se trata de una postura de descanso. Desde una postura de cuatro patas, con los empeines bien apoyados en el suelo, echamos nuestro peso hacia atrás de manera que nos quedemos sentados sobre nuestros talones. La cabeza se apoya en el suelo y los brazos se estiran o bien delante de nosotros o bien hacia atrás a ambos lados del cuerpo. 

Postura de la montaña (Tadasana)

Esta postura es básica en Yoga y, a pesar de ser sencilla, requiere y aporta energía en grandes cantidades y una gran activación corporal. Con los pies y las piernas juntas, o bien con un poco de separación si nos resulta muy difícil la otra opción, activamos bien las piernas y elevamos el tronco y los brazos como si tuviéramos un balón de playa entre las manos y lo quisiéramos elevar sobre nuestras cabezas. Es importante mantener el cuerpo bien alineado y las piernas, abdomen y glúteos activos.

La postura de silla (utkatasana)

Desde la postura de tadasana, podemos pasar a la postura de la silla. Flexionamos las rodillas, mandando nuestros glúteos hacia atrás. Nuestra espalda se mantiene el línea recta con los brazos y bien enlongada. Para esta postura el abdomen se activa de manera importante, de modo que trabajamos nuestro core, pero también las piernas y glúteos.  

Perro boca abajo (adho mukha svanasana)

Un clásico entre los clásicos es la postura del perro boca abajo. Es, de todas las mencionadas, la más compleja de hacer. Se trata de una postura de transición y descanso, pero nos puede servir para relajarnos. Al realizarla, debemos recordar repartir el peso entre los pies y las manos, sin cargar en las muñecas. 

De hecho, un truco es intentar eliminar las arrugas de las muñecas, porque si aparecen es que estamos cargando mucho en ellas. Las nalgas irán hacia arriba. Si no llegamos al suelo con los dos pies no pasa absolutamente nada. Al tiempo que vayamos ganando flexibilidad esto mejorará. En esta postura intentaremos relajar el cuello. 

Postura del cadaver (Savasana)

Savasana suele ser una postura utilizada para terminar las sesiones de Yoga. Se trata de una posición de rendición y relajación absoluta para nuestro cuerpo. Nos tumbamos boca arriba y dejamos que caigan las piernas de manera natural al relajarlas. Colocamos los brazos un poso abiertos junto al cuerpo y palmas boca arriba. En esta posición intentaremos relajarnos, sin dormirnos, manteniendo el control de la respiración. Una postura excelente para liberarnos del estrés

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Imágenes | iStock, Unsplash

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