Correr es el ejercicio más sencillo (y el más primitivo) y, a pesar de todo, sigue siendo de los más saludables, no hay tecnología que pueda con el hábito de dar zancadas, ya sea al aire libre o en el gimnasio. De hecho, se dice que 2 horas y media a la semana de “jogging” a unos 10 km./hora reduce hasta un 20% el riesgo de infarto de miocardio. Eso sí, con los años, el desgaste articular en tobillos y, sobre todo, rodillas, nos puede limitar mucho a la hora de salir a correr.
Si este es tu caso, apuesta por las cintas de correr actuales que existen en los gimnasios (las profesionales, de mucha mayor calidad que las caseras). Su superficie lisa y con sistemas ultramodernos de amortiguación, unidos a una buena elección de calzado, adecuado a tus características personales, harán que el impacto sobre nuestras maltrechas rodillas sea mínimo y podamos seguir disfrutando del running.
Las posibilidades de cambio de velocidad e inclinación son otra buena opción. Recuerda que si quieres simular la carrera al aire libre deberás subir la inclinación entre un 1 y un 2%. Eso sí, no te fies de los marcadores, con todos nuestros respetos. La simulación de distancias es muy diferente a la real (resistencias del aire por poner el ejemplo más claro) y el cálculo de calorías muy relativo, en este caso creemos que debes apostar por la tecnología: Un pulsómetro con los ajustes correctos y, de paso, un ipod para entretenerte con música serán dos buenas opciones.