Las grasas son necesarias en la alimentación habitual y el efecto de las mismas en nuestro cuerpo depende en gran medida de su calidad. Así, un nuevo estudio ha evaluado el impacto de diferentes tipos de grasas en la mortalidad por diferentes causas, confirmando que para reducir el riesgo de muerte es importante sumar grasas insaturadas a la dieta.
Más grasas insaturadas y menos grasas saturadas y trans para cuidar la salud
La investigación consistió en un metaanálisis en el cual se incluyeron en total más de un millón de participantes.
Los resultados señalan que un grasas poliinsaturadas como es el omega 3 se vincula a reducción de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y cáncer, mientras que grasas monoinsaturadas que podemos encontrar por ejemplo en el aguacate, aceitunas o aceite de oliva extra virgen se vincula a una disminución de mortalidad por todas las causas.
Un incremento de hasta 11% en el consumo de grasas saturadas aumenta la mortalidad por cáncer mientras que sólo un 1% más de la energía derivada de grasas trans se tradujo en un aumento de la mortalidad por diferentes causas.
Claramente, la clave está en priorizar las grasas insaturadas en nuestra dieta y reducir grasas trans y saturadas, presentes en ultraprocesados y alimentos de origen animal ante todo, respectivamente.
Para lograrlo, recomendamos incluir frutos secos, semillas, pescados grasos, aceite de oliva extra virgen, aceitunas como fuente de grasas principales y reducir el consumo de carnes grasas, fiambres, embutidos, frituras, snacks comerciales, bollería industrial y otros procesados de mala calidad.
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