La razón es simple, al hacer primero pesas gastamos gran parte de las reservas de glucógeno y a la hora de hacer cardio tiraremos más de grasas porque ya hay poquitos azúcares que quemar en el músculo.
Pero esto tiene sus apreciaciones, y es que tenemos que regular muy bien la intensidad del cardio si no queremos que nos de una pájara. Es normal que no puedas hacer el cardio a ritmo fuerte y que te sientas cansado, ten en cuenta que al tirar de grasas la energía no es ni tan abundante ni tan rápida de utilizar por los músculos.
Así, mantener la intensidad controlada entre el 60-70% es lo más adecuado, porque si nos interesa quemar grasas no necesitamos intensidad, sino cantidad, tiempo para gastar esa energía en forma de grasa.
Existe la creencia de que a más caña nos metamos en el cardio más grasa gastamos, y no es totalmente cierto porque sí que se gastan más calorías, pero a base de azúcares, no de grasas. Es el ejercicio de mediana intensidad lo que activa el metabolismo graso y hace que a la larga el perfil lipídico se vea reducido.
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