¿Sólo existe el aceite de oliva?. Soy un poco escéptico con las realidades absolutas y más si están relacionadas con la alimentación, que creo que es un placer antes que una necesidad.
En el caso del aceite, parece que defender las alternativas al de oliva es una tarea imposible, pero en la variedad está el gusto y en el aceite, también. Veamos las características que ofrecen otras variedades al de oliva.
Todos los aceites son aptos para el consumo (obviamente, porque el ministerio de sanidad vela por ello) pero hay sensibles diferencias en cuanto a su valor nutritivo, características sensoriales, usos culinarios más adecuados e incluso en sus efectos en relación con la salud.
A pesar de que son los alimentos más calóricos, los aceites son productos básicos que deben estar cada día en nuestra dieta; aunque siempre en las cantidades adecuadas.
Aceite de girasol. Después del aceite de cártamo es el más rico en ácido linoleico y después del de germen de trigo, lo es también en vitamina E.
Aceite de soja. Sabor neutro, es rico en grasas poliinsaturadas, especialmente en ácido linolénico.
Aceite de nuez. Se obtiene por presión en frío y no precisa refinado. Es el más rico en ácido linolénico. Se oxida y enrancia con mucha facilidad.
Aceite de sésamo. Sabor y aroma muy agradables, contiene igual proporción de ácido oleico (monoinsaturado) y linoleico (poliinsaturado). Contiene un antioxidante natural, el sesamol.
Aceite de coco y de palma. Estos aceites son ricos en grasa saturada y su consumo frecuente se relaciona con aumento de colesterol en sangre (no poseen efecto cardioprotector). Se emplean en la elaboración de productos de bollería industrial y en frituras de productos tipo snacks.
Vía | Consumer Eroski
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Imágen | Flickr (Xip)