Así te ayuda un psicólogo a recuperarte de una lesión (y a saber esperar para volver a entrenar)

Recuperarse de una lesión no siempre es fácil, especialmente si la lesión ha sido grave o nos ha generado mucho dolor. La recuperación física puede ser costosa y conllevar mucho tiempo, y volver a estar físicamente preparado para reanudar los entrenamientos o el deporte que practiquemos puede ser un reto.

Sin embargo, la parte física no siempre es la peor. Es muy importante que tras una lesión prestemos atención también a la parte psicológica ya que el miedo a volver a lesionarnos, la prisa por recuperarnos rápidamente, la frustración por la lesión, la desmotivación, entre otras variables psicológicas, pueden influir tanto o más en cómo nos recuperamos que la parte física. Por ello contar con la ayuda de un psicólogo puede ser buena idea.

Por qué acudir a un psicólogo cuando te lesionas

La realidad es que los deportistas, especialmente los profesionales pero también los aficionados, saben que lesionarse es una posibilidad que existe y que puede ocurrirles. Sin embargo, el saberlo no evita que cuando ocurre sientan tristeza - especialmente si les impide acudir a alguna competición para la que llevaban tiempo preparándose -.

Además, no es raro que si la lesión tarda en recuperarse pasen por fases de desmotivación, problemas de autoconfianza, estrés, etc. Pero no solo eso, y es que no basta con que se recuperen físicamente, sino que deben tener confianza en dicha recuperación y ser capaces de manejar el estrés que el proceso de curación implica. Si los deportistas no tienen confianza en su recuperación pueden mostrar molestias asociadas a la lesión incluso aunque físicamente estén bien y tendrán miedo a volver a lesionarse, lo que no les permitirá rendir igual que antes de la lesión.

Querer acelerar el proceso de recuperación puede llevarnos a tener comportamientos irresponsables que agraven la lesión

Por último, aprender a manejar los tiempos y las expectativas es una parte importante de la recuperación y en ocasiones el deportista - y su equipo - necesitan de ayuda psicológica para lograrlo. Cuando nos lesionamos queremos curarnos cuanto antes, pudiendo llegar a apresurar demasiado las cosas y poner demasiada presión sobre nosotros. Esto no solo no nos va a ayudar a curarnos antes, sino que puede llevarnos a comportamientos irresponsables que empeoren la lesión y a sentir una gran presión y frustración.

Manejar todo esto por uno mismo, cuando se le suma el dolor producido por la lesión, supone demasiado para cualquiera. Por ello, contar con la ayuda de un psicólogo deportivo nos facilitará esta labor, ya que este profesional nos ayudará a detectar las consecuencias emocionales de la lesión y nos dará - a nosotros y a nuestro equipo - las herramientas necesarias para manejarlas correctamente. Además, se asegurará de que nos hemos recuperado tanto de las consecuencias físicas de la lesión como de las psicológicas.

Cómo se trabaja la recuperación psicológica tras una lesión

Varias investigaciones han encontrado que, ante una lesión, las intervenciones psicológicas ayudan a recuperarse más y mejor que en en una recuperación sin este tipo de intervención. Dentro de estas existen diferentes técnicas y programas, pero los más efectivos parecen ser los que contienen información teórica, técnica y estrategias prácticas.

  • Ofrecer información sobre el impacto de las lesiones a nivel psicológico: es importante que los deportistas estén informados desde el principio de las consecuencias psicológicas que una lesión puede tener, no solo para que aprendan a reconocer los síntomas, sino para que si les ocurre no sientan que es algo malo, raro o poco habitual. Deben saber también que estas consecuencias pueden agravarse o alargar el tiempo de recuperación de la lesión.

  • Enseñar técnicas y estrategias prácticas: en este apartado se les enseña a los deportistas herramientas y técnicas para manejar las consecuencias psicológicas concretas que la lesión haya podido tener en ellos. Entre ellas, las más habituales son las técnicas de relajación, la verbalización positiva, aprender a buscar y solicitar ayuda, el establecimiento de metas realistas, etc.

Gracias a estas técnicas, se trabajan las mejoras en nuestra autoconfianza, en la confianza en la recuperación, en la motivación durante los periodos de inactividad, y la reducción del estrés. Además de trabajar los tiempos de recuperación y el manejo de la frustración mientras se espera a poder volver a entrenar.

Imágenes | Unsplash, Pixabay

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